Bienaventurado el que no se escandalice de mí
Bienaventurado el que abre su corazón al amor sobre todo
amor de Cristo.
Bienaventurado el que acepta que Cristo es el camino, la
verdad y la vida.
Bienaventurado el que alienta a los demás a reconocer que
Cristo es el Salvador.
Bienaventurado el que atestigua con su vida diaria que
Cristo es el Señor.
Bienaventurado el que busca mi rostro, dice el Señor a
todos los cristianos de todas las culturas.
Bienaventurado el que busca la luz de Cristo cuando las
ruinas biográficas se amontonan aviesamente.
Bienaventurado el que comunica con serena confianza la
verdad de las verdades de su vida: Cristo.
Bienaventurado el que confía en que Cristo llevará razón al
final de los tiempos.
Bienaventurado el que confiesa el nombre sobre todo nombre,
Cristo.
Bienaventurado el que cree a fondo perdido en que Cristo es
la salvación misericordiosa de Dios.
Bienaventurado el que da razón de su fe con lo mejor de su
mente, de sus manos y de su corazón.
Bienaventurado el que declara su fe en Cristo en la vida
cotidiana, fácilmente, con alegría.
Bienaventurado el que descansa de la aspereza de vivir en
el corazón siempre amable de Cristo.
Bienaventurado el que descubre su corazón alegre al vivir
orientado a Cristo.
Bienaventurado el que desvela el misterio de los tiempos
que se muestra en Cristo.
Bienaventurado el que evangeliza hablando de su experiencia
de Cristo.
Bienaventurado el que espera contra toda esperanza en que
Cristo llevará razón al final de los finales.
Bienaventurado el que expresa su enraizamiento en Cristo
cuando la vida se pone áspera y dura.
Bienaventurado el que genera ambientes de donde la libertad
de Cristo florece.
Bienaventurado el que glorifica a Cristo de pensamiento,
palabra y obra.
Bienaventurado el que habla con el corazón del amor de
Cristo a la humanidad doliente.
Bienaventurado el que ilumina la dureza del corazón humano
con las palabras de Cristo.
Bienaventurado el que invoca el nombre de Cristo en las
duras y en las maduras.
Bienaventurado el que irradia el amor de Cristo con su
ternura cotidiana.
Bienaventurado el que lleva en su corazón las huellas de
Cristo.
Bienaventurado el que manifiesta su profunda fe en Cristo a
pesar de lo humano demasiado humano.
Bienaventurado el que musita en su dolor más profundo a
Cristo salvador.
Bienaventurado el que nombra a Cristo como Señor de su
corazón.
Bienaventurado el que tiene a Cristo como su verdad más
verdadera.
Bienaventurado el que profesa su fe en Cristo con la
libertad de los hijos de Dios.
Bienaventurado el que recibe a Cristo con los brazos
abiertos.
Bienaventurado el que reconforta a los dolientes con la
fuerza de Cristo.
Bienaventurado el que respira nombrando a Cristo.
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