miércoles, 23 de octubre de 2024

82.- CICLO B. DOMINGO 30 DEL TIEMPO ORDINARIO. 27.10.2024

 ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?


Señor, líbrame de mis miedos 
acerca del dinero,
acerca de mi carrera profesional,
acerca de la seguridad…
Sé que todo lo que me pase será 
para acercarme más a la plenitud que nos regalas
momento a momento,
respiración a respiración,
latido a latido. 


Señor, libérame de todos mis pensamientos negativos,
de todos mis resentimientos,
de todos mis malos deseos de mal a los demás… 
Líbrame de esas malditas pulsiones que me impiden irradiar paz,
pulsiones que me alejan de vivir en armonía,
pulsiones que me mutilan y deforman 
de tal modo que no siembro ni la vida y ni la alegría que nos regalas. 


Señor, líbrame de todos mis deseos de poder y de control.
Sé que todas mis energías, mis dones, mi vitalidad
están al servicio de toda la vida,
están para cuidar el misterio fascinante de la vida,
están para facilitar que la vida siga su curso 
hacia la definitiva consagración en tu comunión.


Señor, líbrame de todas mis preocupaciones de dar y recibir amor.
Que mi corazón esté abierto
y sea cauce de tu amor…
… que lo mejor de mí sea un cauce
del amor que fluye y fecunda toda la realidad.


Señor, líbrame de toda la negatividad que me encierra en mí mismo.
Que mis palabras aumenten la belleza del mundo.
Que mis sentimientos aumenten la paz del mundo.
Que mis acciones aumenten la armonía del mundo. 
Paz, belleza, armonía que son tu reino, Señor. 


Señor, líbrame de todos los miedos que acumulo 
al mirar al pasado, al presente o al futuro. 
Líbrame de distorsionar la verdad amorosa 
que atraviesa toda la historia y toda biografía. 
La verdad de tu presencia amorosa y cuidadosa. 


Señor, líbrame de mis cegueras 
que me impiden recibir tu sabiduría,
que me impiden crecer en santidad y humanidad,
que me hunden en mi triste pobreza y en mis malignos agujeros vitales. 

Amén. Aleluya.


carmeloampelio@gmail.com  


81.- CICLO B. DOMINGO 29 DEL TIEMPO ORDINARIO. 20.10.2024

VEN Y SÍGUEME

Señor Jesús: seguirte.
Seguirte.
Porque eres el centro de nuestra vida.
Seguirte.
Porque llenas nuestros corazones.
Seguirte.
Porque tienes palabras de vida eterna.

Señor, a esto nos llamas:
a salir de la propia comodidad.
Señor, ser discípulos misioneros
del servicio,
de la misericordia,
de la fraternidad.

Señor, a esto nos llamas:
a compartir una misericordia profunda con los demás.
Señor, ser discípulos misioneros
de la ternura, 
de la cercanía,
de la compasión.

Señor, a esto nos llamas:
a irradiar la alegría profunda que nace del evangelio.
Señor, ser discípulos misioneros
de la esperanza,
de la fraternidad,
de la vida cuidada y respetada.

Señor, a esto nos llamas:
a ser personas cercanas y conectadas
con las personas más pobres.
Señor, ser discípulos misioneros
entre los caídos en las cunetas,
entre los que andan muy perdidos en las ciudades,
entre los que ven vulnerados sus derechos humanos. 

Señor, a esto nos llamas:
a la humildad y a la sencillez.
Señor, ser discípulos misioneros
humildes en lo más auténtico de nuestras vidas,
en lo cotidiano de nuestras palabras y acciones,
en lo que de verdad nos importa en la vida:
la santidad y la justicia del reino. 

Señor, esto nos llamas: 
a ser personas que saben escuchar.
Señor, ser discípulos misioneros
que ponen su atención en las personas,
que se centran en las necesidades del prójimo,
que saben tener paciencia y respeto ante la vida del prójimo. 

Señor, a esto nos llamas:
a la conversión permanente.
Señor, ser discípulos misioneros
que crecen día a día en sobriedad,
en desprendimiento,
en ligereza de equipaje. 

Señor, a esto nos llamas:
al cuidado de la casa común.
Señor, ser discípulos misioneros
custodios de la creación,
cuidadores de la vida,
sembradores de sensibilidad
ante el valor de la vida,
de toda vida.

Señor, a esto nos llamas:
a ser orantes constantemente.
Señor, ser discípulos misioneros
de oración sencilla,
confiada,
perseverante,
contemplativa. 

Señor, a esto nos llamas:
a ser agentes de perdón y de reconciliación.
Señor, ser discípulos misioneros
que sirven con corazón generoso y desinteresado
en este extraño mundo 
que nos toca vivir
marcado por rupturas,
conflictos
y muros 
en las mentes 
y en los corazones.

Señor, a esto nos llamas:
a tener una vida de servicio,
una vida de misericordia,
a tener una vida de humildad,
a tener una vida alegre,
a tener una vida comprometida
ligeros de equipaje,
ligeros de deseos de tener,
ligeros de deseos de mandar,
ligeros de deseos de aparentar.
Amén. Aleluya.
Amén. Aleluya. 


carmeloampelio@gmail.com