miércoles, 28 de febrero de 2024

48.- CICLO B. CUARESMA 3. 02.03.2024

 

 

SEÑOR JESÚS, HUYO DE MÍ.

 

Señor Jesús, fuerza y sabiduría de Dios,

sabes lo que hay en el corazón de cada ser humano,

sabes lo que hay en mi corazón…

sabes lo que de verdad me pasa por dentro muchas veces:

huyo de mí,

huyo de mis huidas,

huyo de mis mentiras

ante mí mismo,

ante los demás,

ante Ti.

 

Señor Jesús, bondad y mirada de Dios,

sabes lo que le conviene a cada ser humano,

sabes lo que me conviene de verdad,

sabes mis debilidades y mis miedos…

Sé que quieres que un templo sea un templo santo y silencioso.

Sé que quieres que una ofrenda sea una ofrenda auténtica y que brote del corazón

Sé que quieres que los cristianos estemos al servido del Reino de la Vida

cuidando toda vida

en todo momento,

con lo mejor de nosotros mismos.

 

Señor Jesús, misericordia y salvación de Dios,

sabes de lo mejor y de lo peor de la humanidad,

sabes de las sombras y de las luces del corazón de todos y cada uno de nosotros,

sabes de los miedos y las confianzas en las que habitamos día a día…

Sé que me distraigo de lo esencial: Tú y tu salvación.

Sé que me alejo de lo esencial: Tú y tu verdad.

Sé que me alejo de lo esencial: Tú y tu presencia de salvación.

 

Señor Jesús, intensidad de presencia de Dios.

Señor Jesús, potencia del amor de Dios.

Señor Jesús, el Enmanuel por los siglos de los siglos.

¡Señor Jesús, a ti me acerco,

como un prófugo sediento de redención,

como un desertor sediento de paz,

como un huido sediento de lo santo!

 

Señor Jesús,

dame más luz en mi vida.

Señor Jesús,

dame más santidad en mi vida.

Señor Jesús,

dame más paz en mi vida…

contigo,

junto a ti,

en ti.

 

carmeloampelio@gmail.com

 


 

 

carmeloampelio@gmail.com

 


jueves, 22 de febrero de 2024

47.- CICLO B. CUARESMA 2. 25.02.2024

 

SEÑOR JESÚS, NOS LLAMAS A LA MONTAÑA

 

Señor Jesús,

nos llamas a la montaña,

al lugar de la revelación,

al lugar de la presencia transformadora de lo santo,

al lugar del despertar radiante de lo mejor que hay en nosotros:

las semillas de la divinidad.

 

Señor Jesús,

no sabemos bien cómo,

pero intuimos claramente en nuestra conciencia

que lo mejor que nos puede pasar es secundar esa llamada,

ese regalo tan anhelado,

ese reto que sabemos que nos va a mejorar la vida,

a pesar de los desiertos,

las nieblas,

los miedos que nos arañan las entrañas.

 

Señor Jesús,

no sabemos bien cómo,

pero intuimos con toda claridad,

con toda confianza,

con toda lucidez

que nuestras contradicciones

se disuelven

contigo,

por Ti,

en Ti.

 

Señor Jesús,

nos llamas a la montaña,

nos llamas a una relación,

a la relación por excelencia,

a la relación que da sentido, significado y sensibilidad

a nuestra biografía tan humana,

tan vulnerable,

tan contradictoria.

 

Señor Jesús,

nos llamas a contemplar la santidad

que habita en Ti y que habita en nosotros,

nos llamas a compartir

lo mejor que somos y tenemos

gracias a tantos y tantos dones

de tantas y tantas personas.

 

Señor Jesús,

nos llamas a experimentar el nacimiento nuevo

que proviene de tu presencia en nosotros,

nos llamas a expresar la salvación

que nos concedes con las mejores potencialidades

que tenemos en nuestra inteligencia,

en nuestra libertad

y nuestro amor

para congregar a todos en la unidad de las unidades,

la unidad de los hijos de Dios,

en la unidad de la fraternidad

por encima de triviales diferencias tribales.

 

Señor Jesús: nos llamas,

a cada uno,

por nuestro nombre.

Directamente.

Con poder y con infinita ternura.

Con poder y con infinita paciencia.

Con poder y con infinito deseo de comunión.

 

Señor, Jesús,

no sé si soy tan valiente

para responder a la altura de lo que regalas.

No sé si soy capaz de vivir

diariamente como nos propones.

No sé si me siento dispuesto a abrir mi corazón

para que entre tu presencia,

tu divinidad,

tu luz

y me transforme

en testigo de la luz definitiva

que eres Tú.

No sé si soy capaz de mostrarme

tal cual soy y estoy, ante ti,

Dios de Dios, Luz de luz

para que me regeneres, me conviertas, me salves.

 

Señor Jesús,

quisiera tirar a la basura

tanta y tanta costra acumulada

por mi avidez, mi codicia y mi ceguera.

¡Ayúdame, Señor de la pureza de corazón!

 

Señor Jesús,

quisiera derribar las chabolas de mi comodidad,

tan ávidos de baratijas, de payaseos, de simulacros.

¡Ayúdame, Señor de la autenticidad humana!

 

Señor Jesús,

quisiera silenciarme,

quisiera aquietarme,

quisiera simplemente ser…

estar amándote.

¡Ayúdame, Señor del amor sobre todo amor!

 

Señor Jesús,

sé que te acercas

a los caídos.

No sé si quiero abajarme…

 

Señor Jesús,

derríbame,

desmoróname,

desmenúzame.

 

¡Sé que me levantarás

para vivir a la altura

de la dignidad

a la que nos llamas,

la dignidad de los Hijos de Dios,

hermanos de todos los hombres,

cuidadores de la vida,

de toda vida!

 

¡Señor Jesús,

Señor de las paradojas salvadoras,

Señor de las palabras deslumbrantes,

Señor de la Presencia sobrecogedora y fascinante!

 

carmeloampelio@gmail.com

 


jueves, 15 de febrero de 2024

46.- CICLO B. CUARESMA 1.18.02.2024

SEÑOR JESÚS, NO TENDRÉ TEMOR ANTE LO QUE ME PASE EN LA VIDA

 

Señor Jesús, no tengo idea de adónde voy.

¡Auméntame la fe

aunque me cerquen sombras de muerte que crecen como un cáncer!

 

Señor Jesús, no veo el camino delante de mí.

¡Auméntame la esperanza

aunque me cerquen tinieblas de sinsentido que hielan mi sensibilidad y mi corazón!

 

Señor Jesús, no puedo saber con certeza dónde terminaré con mi cuerpo gastado.

¡Auméntame la comprensión

aunque me cerquen sombras de absurdo que disuelven las pocas certezas que tengo!

 

Señor Jesús, no me conozco realmente, soy una amalgama de contradicciones.

¡Auméntame el autoconocimiento

aunque me cerquen sombras de baja autoestima tan realistas, tan puñeteras!

 

Señor Jesús, aunque crea que siga tu voluntad no significa que en realidad lo esté haciendo.

¡Auméntame la autenticidad

aunque me cerquen sombras de pecado que me devoran, idólatras!

 

Señor Jesús, no confío fácilmente en que cuidas de verdad de nosotros.

¡Auméntame la confianza

aunque me cerquen sombras de soberbia tan ciegas y tan estúpidas!

 

Señor Jesús, temo cambiar, crecer, abrirme a nuevas experiencias humanas y espirituales.

¡Auméntame la valentía interior

aunque me cerquen sombras de cobardía humana, demasiado humana!

 

Señor Jesús, vivo atado a mi pasado, a mis errores, a mis remordimientos.

¡Auméntame la apertura

a tu amor sobre todo amor tan universal,

tan a la medida,

tan liberador!

 

Señor Jesús, me cuesta tanto reconocer que las capacidades que tengo son la tarea que me encomiendas.

¡Auméntame la libertad

para dar de mí y de lo mejor de mí en la siembra del Reino de Dios!

 

Señor Jesús, me rindo demasiado pronto ante las dificultades.

¡Auméntame la capacidad de entrega,

la perseverancia,

la paciencia…

la sensibilidad ante los ritmos del crecimiento espiritual!

 

Señor Jesús, me cansa tanta y tanta insignificancia que me rodea y me presiona.

¡Auméntame la sensibilidad

ante tu presencia en cada ser humano que me encuentro en la vida!

 

Señor Jesús, tantas y tantas veces me resisto a la realidad.

¡Auméntame la capacidad de realismo

para intuir las posibilidades de cuidar tu Reino que ya ha empezado entre nosotros!

 

Señor Jesús,

no tendré temor ante lo que me pase en la vida

porque sé muy claramente

que siempre estás conmigo…

siempre estás con nosotros,

los humanos, tan humanos…

tan humanitos…

y que nunca dejarás

que afrontemos solos nuestros peligros.


carmeloampelio@gmail.com


miércoles, 7 de febrero de 2024

45.- CICLO B. TIEMPO ORDINARIO 6. 11.02.2024

 SÁLVAME, SEÑOR.

 

Sálvame, Señor, de querer tener respuestas claras y controlables.

Sálvame, Señor, de mis gestos y palabras de superioridad.

Sálvame,  Señor, de mi necesidad de control y de poder.

¿Cómo evangelizar así?

 

Sálvame, Señor, de mis durezas de corazón.

Sálvame, Señor, de mis durezas de sensibilidad,

Sálvame, Señor, de mis durezas de ideas y opiniones.

¿Cómo evangelizar así?

 

Sálvame, Señor, de mis aversiones arbitrarias.

Sálvame, Señor, de mi manía de poner etiquetas a las situaciones y a las personas.

Sálvame, Señor, de creer que sé las intenciones de las personas.

¿Cómo evangelizar así?

 

Sálvame, Señor, de la necesidad de certezas.

Sálvame, Señor, de mis intolerancias.

Sálvame, Señor, de mis resistencias al cambio.

¿Cómo evangelizar así?

 

Sálvame, Señor, de mis rigideces.

Sálvame, Señor, de mis inflexibilidades.

Sálvame, Señor, de mis inmovilismos.

¿Cómo evangelizar así?

 

Sálvame, Señor, de mis miedos.

Sálvame, Señor, de mis temores.

Sálvame, Señor, de mis nerviosismos.

¿Cómo evangelizar así?

 

Sálvame, Señor, de mis obstinaciones.

Sálvame, Señor, de mis intransigencias.

Sálvame, Señor, de mis inquebrantabilidades.

¿Cómo evangelizar así?


carmeloampelio@gmail.com