SEÑOR JESÚS,
HUYO DE MÍ.
Señor Jesús, fuerza y
sabiduría de Dios,
sabes lo que hay en el
corazón de cada ser humano,
sabes lo que hay en mi
corazón…
sabes lo que de verdad
me pasa por dentro muchas veces:
huyo de mí,
huyo de mis huidas,
huyo de mis mentiras
ante mí mismo,
ante los demás,
ante Ti.
Señor Jesús, bondad y
mirada de Dios,
sabes lo que le
conviene a cada ser humano,
sabes lo que me
conviene de verdad,
sabes mis debilidades
y mis miedos…
Sé que quieres que un
templo sea un templo santo y silencioso.
Sé que quieres que una
ofrenda sea una ofrenda auténtica y que brote del corazón
Sé que quieres que los
cristianos estemos al servido del Reino de la Vida
cuidando toda vida
en todo momento,
con lo mejor de
nosotros mismos.
Señor Jesús,
misericordia y salvación de Dios,
sabes de lo mejor y de
lo peor de la humanidad,
sabes de las sombras y
de las luces del corazón de todos y cada uno de nosotros,
sabes de los miedos y
las confianzas en las que habitamos día a día…
Sé que me distraigo de
lo esencial: Tú y tu salvación.
Sé que me alejo de lo
esencial: Tú y tu verdad.
Sé que me alejo de lo
esencial: Tú y tu presencia de salvación.
Señor Jesús,
intensidad de presencia de Dios.
Señor Jesús, potencia
del amor de Dios.
Señor Jesús, el
Enmanuel por los siglos de los siglos.
¡Señor Jesús, a ti me
acerco,
como un prófugo
sediento de redención,
como un desertor
sediento de paz,
como un huido sediento
de lo santo!
Señor Jesús,
dame más luz en mi
vida.
Señor Jesús,
dame más santidad en
mi vida.
Señor Jesús,
dame más paz en mi
vida…
contigo,
junto a ti,
en ti.