miércoles, 14 de agosto de 2024

72.- CICLO B. DOMINGO 20 DEL TIEMPO ORDINARIO. 18.08.2024


 

PALABRAS DE VIDA ETERNA

 

 

Entre nuestros naufragios biográficos,

Tú, la Palabra de la vida eterna.

Aunque, aún, muchas veces sea de noche y tengamos frío.

 

Ante la disolución en el nihilismo,

Tú, la Palabra que fundamenta y da esperanza.

Aunque, aún, muchas veces pareciera que vivamos desvertebrados.

 

Entre las nieblas heladas de la soledad,

Tú, la Palabra de la comunión de vida.

Aunque, aún, muchas veces nos sintamos solos, muy solos.

 

Ante el absurdo que endurece la mirada,

Tú, la Palabra luz de luz.

Aunque, aún, muchas veces las palabras de los que nos decimos creyentes nos desconcierten.

 

Entre tanto miedos de cuerpo y alma,

Tú, la Palabra que acoge con infinita ternura.

Aunque, aún, muchas veces nos sintamos perdidos en el desconcierto ruidoso que vivimos.

 

Ante la irracionalidad que busca manipularnos,

Tú, la Palabra que nos indica el camino de la cordura y las certezas.

Aunque, aún, muchas veces nos dominen los diablos de las incoherencias.

 

Entre las soledades del fracaso vital,

Tú, la Palabra de la presencia que salva al final de los finales.

Aunque, aún, muchas veces nos sentimos especialmente vulnerables.

 

Ante el endurecimiento del alma,

Tú, la Palabra que nos anuncia la ternura sin fin.

Aunque, aún, muchas veces no sabemos ni amar ni dejarnos amar.

 

Entre tanto y tanto ruidos de malogrados,

Tú, la Palabra que nos rescata de este áspero mundo.

Aunque, aún, muchas veces nos duele demasiado vivir los tiempos que nos tocan.

 

Ante tanta insensibilidad,

Tú, la Palabra que es el amor primero y último.

Aunque, aún, muchas veces apartamos la mirada ante las necesidades de los que tenemos cerca.

 

Entre la selva de narcisismos,

Tú, la Palabra que nos enraíza en la autenticidad.

Aunque, aún, muchas veces nos disfrazamos en el circo de las vanidades que nos circunda.

 

Ante tanto sinsentido,

Tú, la Palabra que nos indica el norte.

 

Entre el cansancio cotidiano,

Tú, la Palabra que nos descansa.

 

Ante las patrañas omnipresentes,

Tú, la Palabra que nos reviste de verdad.

 

Entre las quiebras del lenguaje,

Tú, la Palabra auténtica.

 

Entre la aceleración desquiciada,

Tú, la Palabra que nos centra en lo esencial,

 

Entre tanta avidez insaciable,

Tú, la Palabra que nos alimenta para siempre.

 

Entre el caos de la afectividad,

Tú, la Palabra que nos ama tal cual somos.

 

Ante tantas paparruchas,

ante tanta relación tóxica,

ante tanta mentira rampante,

ante tanta ambición sin escrúpulos,

ante tanto “sálvese quien pueda”,

ante tanta codicia normalizada,

ante tanta falsificación,

ante tanta injusticia…

 

Tú, Señor Jesús,

la Palabra que nos acompaña,

la Palabra que nos orienta,

la Palabra que nos humaniza,

la Palabra que nos diviniza.

 

Amén. Aleluya.

 

 

carmeloampelio@gmail.com 


71.- CICLO B. DOMINGO 19 DEL TIEMPO ORDINARIO. 11.08.2024

   

SED BUENOS


Señor Jesús, quisiéramos ser constructores de tu reino.

Que hablemos bien de los demás.

Que reaccionemos con creatividad e inteligencia ante la negatividad.

Que colaboremos con el bien que nos encontremos.

Que seamos síntoma de la vida nueva que ya ha empezado.

 

Señor Jesús, quisiéramos ser sembradores de tu vida.

Que tengamos pureza de mirada.

Que seamos persistentes en la alegría que nace de la confianza.

Que cuidemos la armonía en todos los ámbitos de nuestra vida.

Que seamos un indicio de tu reino que ya ha comenzado.

 

Señor Jesús, quisiéramos ser hombres y mujeres para los demás.

Que nuestro propósito en la vida sea la santidad y a justicia.

Que la amabilidad sea una constante en nuestras presencias entre los demás.

Que seamos personas que están abiertas y escuchan al que tengamos delante.

Que hablemos como un signo de eficaz de tu presencia en el mundo.

 

Señor Jesús, quisiéramos ser personas que generan paz y serenidad habitualmente.

Que mostremos gratitud constantemente.

Que nos mostremos humildes en el éxito y el fracaso.

Que mostremos desapego real frente a tanta y tanta avidez en el tener, en el aparentar.

Que seamos una expresión de lo mejor de la humanidad.

 

Señor, no dejes que el mundo nos endurezca.

Señor, no dejes que el dolor nos haga odiar.

Señor, no dejes que la amargura nos robe la dulzura.

 

Señor, que a pesar de los pesares

nos comportemos como hijas e hijos de Dios

porque creemos que este mundo es un lugar hermoso.

 

Amén.

Aleluya.

 

 

 

carmeloampelio@gmail.com  

70.- CICLO B. DOMINGO 18 DEL TIEMPO ORDINARIO. 04.08.2024

… NO TENDRÁ SED JAMÁS

 

Señor Jesús, Tú eres la presencia de la Vida,

el fundamento de nuestra existir,

la garantía, misteriosa, de que la muerte material

es palabra penúltima a pesar de los pesares.

 

Señor Jesús, Tú eres la presencia del don de la Vida

que nos confirma que ni la decadencia

ni la destrucción

definen nuestras breves biografías humanas,

a veces demasiado humanas,

a veces demasiado rotas,

a veces demasiado acortadas.

 

Señor Jesús, Tú eres la presencia

del misterio de la Vida

en nuestro caminar,

en nuestro transcurrir,

en nuestro convivir

con tantos huecos de soledad,

con tantas preguntas que nos dañan

y no sabemos responder,

con tanta sed que no encuentra alfaguara

en las extrañas ciudades

que nos toca soportar.

 

Señor Jesús.

Ante la pérdida inesperada,

Tú, presencia que consuela.

Ante la inseguridad de lo desconocido,

Tú, presencia que regala esperanza.

Ante el dolor y la impotencia,

Tú, presencia fuerte que nos sostiene.

Ante la oscuridad y el no saber,

Tú, fuente de luz suficiente que nos puede iluminar.

Ante la labilidad de nuestra condición,

Tú, energía de fondo que recrea y enamora.

Ante las inevitables heridas mortales,

Tú, fuente constante de serenidad primera y última.

Ante el miedo que nos congela los huesos,

Tú, el resucitado nos convocas al Reino de la Vida.

 

Sí, Señor, creemos que Tú eres el Cristo.

Creemos que eres la Resurrección y la Vida,

a pesar de las amputaciones que nos arrugan

el rostro,

las ganas de vivir

y el corazón.

 

Porque, al fin,

en la raíz,

en lo hondo,

en el silencio de los silencios

Tú, amor sobre todo amor.

Tú, luz desde dentro,

desde lo mejor fascinante de nosotros.

Tú, Vida sobre toda vida.

Tú, lumbre

que fundes tu fuego con nuestro fuego.

 

Señor Jesús

envíanos tu Espíritu

para que sigamos confiando en la realidad,

en ti,

en la vida,

siempre.

Aunque la sombra de la muerte

nos arañe, infectándonos,

paralizándonos,

mutilándonos.

 

Señor Jesús.

tenemos fe.

Pero aún sufrimos.

¡Auméntanos la fe!

¡Auméntanos la confianza!

¡Auméntanos lo mejor que hay en nosotros,

tu presencia que nos hace vivir,

tu presencia que nos humaniza,

tu presencia, Señor Jesús, que nos santifica!

 

Tú, Señor Jesús, que tuviste

tanta sed como nosotros.

Tú, Señor Jesús, que tuviste

tanto miedo como nosotros.

Tú, Señor Jesús, que rezaste

como pudiste.

Como nosotros.

Hoy.

En estos extraños tiempos

por los que nos toca transcurrir.

 

carmeloampelio@gmail.com