jueves, 10 de octubre de 2024

80.- CICLO B. DOMINGO 27 DEL TIEMPO ORDINARIO. 13.10.2024

 VEN Y SÍGUEME

 

Señor Jesús: seguirte.

Seguirte.

Porque eres el centro de nuestra vida.

Seguirte.

Porque llenas nuestros corazones.

Seguirte.

Porque tienes palabras de vida eterna.

 

Señor, a esto nos llamas:

a salir de la propia comodidad.

Señor, ser discípulos misioneros

del servicio,

de la misericordia,

de la fraternidad.

 

Señor, a esto nos llamas:

a compartir una misericordia profunda con los demás.

Señor, ser discípulos misioneros

de la ternura,

de la cercanía,

de la compasión.

 

Señor, a esto nos llamas:

a irradiar la alegría profunda que nace del evangelio.

Señor, ser discípulos misioneros

de la esperanza,

de la fraternidad,

de la vida cuidada y respetada.

 

Señor, a esto nos llamas:

a ser personas cercanas y conectadas

con las personas más pobres.

Señor, ser discípulos misioneros

entre los caídos en las cunetas,

entre los que andan muy perdidos en las ciudades,

entre los que ven vulnerados sus derechos humanos.

 

Señor, a esto nos llamas:

a la humildad y a la sencillez.

Señor, ser discípulos misioneros

humildes en lo más auténtico de nuestras vidas,

en lo cotidiano de nuestras palabras y acciones,

en lo que de verdad nos importa en la vida:

la santidad y la justicia del reino.

 

Señor, esto nos llamas:

a ser personas que saben escuchar.

Señor, ser discípulos misioneros

que ponen su atención en las personas,

que se centran en las necesidades del prójimo,

que saben tener paciencia y respeto ante la vida del prójimo.

 

Señor, a esto nos llamas:

a la conversión permanente.

Señor, ser discípulos misioneros

que crecen día a día en sobriedad,

en desprendimiento,

en ligereza de equipaje.

 

Señor, a esto nos llamas:

al cuidado de la casa común.

Señor, ser discípulos misioneros

custodios de la creación,

cuidadores de la vida,

sembradores de sensibilidad

ante el valor de la vida,

de toda vida.

 

Señor, a esto nos llamas:

a ser orantes constantemente.

Señor, ser discípulos misioneros

de oración sencilla,

confiada,

perseverante,

contemplativa.

 

Señor, a esto nos llamas:

a ser agentes de perdón y de reconciliación.

Señor, ser discípulos misioneros

que sirven con corazón generoso y desinteresado

en este extraño mundo

que nos toca vivir

marcado por rupturas,

conflictos

y muros

en las mentes

y en los corazones.

 

 

Señor, a esto nos llamas:

a tener una vida de servicio,

una vida de misericordia,

a tener una vida de humildad,

a tener una vida alegre,

a tener una vida comprometida

ligeros de equipaje,

ligeros de deseos de tener,

ligeros de deseos de mandar,

ligeros de deseos de aparentar.

 

Amén. Aleluya.


carmeloampelio@gmail.com