EL QUE OBRA LA
VERDAD SE ACERCA A LA LUZ.
Cristo Jesús,
vivo en ciudades
extrañas,
ruidosas
obsesionadas,
como si huyeran
disfrazándose
entre alcohol y coches
de alta gama.
Cristo Jesús,
vivo en tiempos extraños,
entre gentes
con desolados paisajes
interiores:
sus rostros son
rostros disecados,
sus manos son salas de
espera sin esperanza,
sus miradas arrugadas
rezuman desolación.
Vivo tiempos de éticas
para náufragos.
Vivo tiempos de sequía
ruidosa.
Vivo tiempos de
desiertos llenos de lagartos enfermos.
Vivo tiempos como si
viajara
a bordo de un barco
enloquecido.
¿Quién va orientado?
¿Quién sabe bien lo
que hace?
¿Quién va sobrio
y no se miente a sí
mismo?
Me cansa tanto y tanto
slogan vacío.
Me cansa tanta
epidemia de soledad.
Me cansa tantos y
tantos arañazos en el corazón.
Cristo Jesús,
¿Dónde las soluciones?
¿Dónde los profetas?
¿Dónde los caminos
con caminantes
fraternales?
Cristo Jesús,
¿Acaso una obra de la
luz
sea dejar atrás los
escombros
y construir,
con algunos restos
y mucha confianza
nuevos navíos,
nuevas relaciones,
nuevas esperanzas?
Cristo Jesús,
¿Dónde los que se
acercan a la luz?
Todo el amor humano,
todo el amor divino
me tiembla en el
costado.
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