¡SEÑOR JESÚS, EVANGELIO VIVO!
Señor Jesús, evangelio
vivo para todos los que se acercan a ti,
sea cual sea su
condición, su estatus, su situación vital.
Señor Jesús, evangelio
vivo
por todos,
para todos,
siempre.
Señor Jesús, tu
presencia compasiva,
tus asombrosas
acciones liberadoras
abren espacios de
libertad
y de autenticidad
inauditos…
porque quitas cargas
de yugos internos y externos
con tu energía
poderosa de santidad y justicia.
Señor Jesús, evangelio
vivo
por todos,
para todos,
siempre.
Señor Jesús, tenemos
demonios, miedos, opresiones:
somos seres humanos
normales…
humanos en una
humanidad demasiado humana.
Como siempre.
Como todos.
Así estamos.
En todos los tiempos y
lugares
lo no dicho,
lo reprimido,
las heridas hondas
de nuestra afectividad
y nuestra identidad
nos arañan la
conciencia
y hacen que nos
retorzamos
cuando no nos queda
más remedio
que enfrentarnos
a la verdad de nuestra
verdad
al sondear el silencio
de nuestra soledad.
Señor Jesús, evangelio
vivo
por todos,
para todos,
siempre.
Señor Jesús, sabemos
que tu presencia
puede sanarnos
puede restaurarnos
puede consolidarnos
en los fundamentos
íntimos de la alegría de vivir.
Señor Jesús, evangelio
vivo
por todos,
para todos,
siempre.
Te llamas evangelio.
Te llamas salvación.
Te llamas amor sobre
todo amor.
Señor Jesús, evangelio
vivo.
Tú eres nuestro
evangelio viviente
más allá de las
doctrinas,
más allá de los
reglamentos,
más allá de las
picajosas reglas morales.
Miles y miles,
a lo largo de la
historia,
dan testimonio
elocuente de ello,
con sus obras,
con sus palabras,
son sus presencias.
Son santos,
son profetas,
son creyentes
que nos hablan
de la esencia del
cristianismo:
de ti y de tu
inagotable fuente de compasión,
de ti y de tu
inagotable fuente de bendición,
de ti y de tu
inagotable fuente de santidad.
Señor Jesús
sánanos,
libéranos,
santifícanos.
Danos valentía de
verdad para acercarnos a ti
desde nuestra real
autenticidad.
Danos valentía para
querer transformarnos de verdad
en testigos de tu
Reino de Vida.
Danos valentía para
tomarnos en serio
ser creyentes en Ti,
el Santo,
el Salvador,
el Cristo Redentor
de todo lo oscuro de
la humanidad,
esa humanidad tan
nuestra.
Señor Jesús, evangelio
vivo
por todos,
para todos,
siempre.
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