Bienaventurados los que escuchan a Jesucristo
Bienaventurados los que acogen la Palabra de Jesucristo en
el corazón, porque serán tierra fértil que da fruto abundante.
Bienaventurados los que aman la soledad habitada por la
Palabra, porque encuentran intimidad con Él.
Bienaventurados los que buscan abren su corazón a la
Palabra de Jesucristo, porque allí habla el Espíritu.
Bienaventurados los que callan su ego ante Dios, porque
escuchan lo inefable.
Bienaventurados los que confían más en la Palabra de
Jesucristo que en sus cálculos, porque experimentan milagros.
Bienaventurados los que convierten su silencio en oración,
porque su alma se llena de presencia.
Bienaventurados los que dejan que la Palabra de Jesucristo
los cuestione, porque su fe será probada como oro en el fuego.
Bienaventurados los que escuchan a Jesucristo más que
hablan de doctrina o normas, porque aprenden la sabiduría divina.
Bienaventurados los que escuchan con humildad a Jesucristo
, porque serán enseñados por Dios.
Bienaventurados los que guardan la Palabra como María,
porque engendran a Cristo en su vida.
Bienaventurados los que guardan la quietud escuchando la
Palabra de Jesucristo, porque su corazón será morada de Cristo.
Bienaventurados los que hacen lo que Él dice, porque su
vida se llena de sentido.
Bienaventurados los que hacen silencio para discernir la
voz de Jesucristo, porque conocerán la paz que el mundo no da.
Bienaventurados los que interrumpen la prisa para escuchar
a Jesucristo, porque reciben el don de la paz.
Bienaventurados los que meditan día y noche en el
Evangelio, porque su espíritu se renueva.
Bienaventurados los que no buscan excusas a la Palabra de
Jesucristo, porque viven la radicalidad del Evangelio.
Bienaventurados los que no posponen la obediencia a
Jesucristo, porque saborean la prontitud del amor.
Bienaventurados los que obedecen a Cristo antes que a los
hombres, porque su conciencia es pura.
Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo aunque
cueste, porque conocen la alegría del sacrificio.
Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo con alegría,
porque no sienten la ley como peso, sino como gracia.
Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo en lo
pequeño, porque serán fieles en lo grande.
Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo hasta la
cruz, porque participan de la victoria de la resurrección.
Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo incluso
contra corriente, porque hallan la libertad de los hijos.
Bienaventurados los que obedecen la voz del Maestro, porque
caminan en la verdad que libera.
Bienaventurados los que perseveran en la lectura orante de
la Palabra, porque su corazón será transformado.
Bienaventurados los que reciben la Palabra con alegría,
porque se convierten en testigos gozosos.
Bienaventurados los que saben escuchar en lo secreto a
Jesucristo, porque el Padre los recompensará.
Bienaventurados los que saben esperar en silencio la
Palabra de Jesucristo, porque serán colmados de luz.
Bienaventurados los que saborean cada versículo de la
Palabra de Dios, porque el Espíritu les enseña desde dentro.
Bienaventurados los que se sustraen al ruido del mundo para
escuchar la Palabra de Jesucristo, porque oyen la música del Evangelio.
Bienaventurados los que siembran la Palabra en la vida
cotidiana, porque florecerá en obras.
Bienaventurados los que transmiten lo escuchado a
Jesucristo, porque la Palabra no queda estéril.
Bienaventurados los que veneran la Escritura como lámpara,
porque no caminarán en tinieblas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios son bienvenidos.
Serán siempre moderados.