sábado, 18 de enero de 2025

94.- 19.01. 2025.TIEMPO ORDINARIO 02.CICLO C


PARECEMOS PULPOS ESTRESADOS

 

Señor Jesús, estamos a muchas cosas:

parecemos pulpos estresados

en los que la religiosidad

es algo más dentro de sus atareadas vidas.

Vivimos no sólo fragmentados,

sino que muchas veces, despedazados:

cabeza, corazón y manos

tienden a ir a su aire…

sentimos que nos están robando la atención,

la sensibilidad,

lo esencial de seres humanos.

Pero parecería que nos hemos acostumbrado

a que nos pase lo que nos pasa…

Parecería que nos hemos acostumbrado a aceptar

que vivir es estar casi a la carrera todo el día…

pendientes de reclamos externos,

de los partes meteorológicos,

de las pantallas multitareas de nuestros artefactos tecnológicos…

Parecería que nos hemos acostumbrado a que vivir

sea ir tirando,

sea poner parches,

autojustificándonos,

sea aceptando que nuestros supuestos límites

nos definen y nos marcan límites inexpugnables.

 

Señor Jesús, parece que nos hemos acostumbrado

a que la Iglesia es una especie de refugio mágico,

fuera de los dinamismos de la humana humanidad,

donde por, mecanismos nada claros,

hemos tenido la suerte de cobijarnos,

recubiertos de ritos,

de doctrinas,

de lustrosas jerarquías

de lustrosas medallas,

en lustrosas fotos.

 

Señor Jesús, nos hemos acostumbrado a vivir

soportando la realidad,

soportando nuestra realidad

en una especie de zona de zona de inconfort soportable.

 

Señor Jesús: nos falta el vino,

nos falta el Espíritu,

nos faltas Tú,

tu vertebración,

tu cimentación,

tu tronco donde injertarnos…

la savia de tu audacia.

 

Señor Jesús,

a veces tenemos atisbos tuyos

en los destellos de verdad,

de bien,

de belleza,

de justicia que los mejores de la humanidad

siembran, palpitantes,

en su cuidar y fomentar

la humana humanidad sufriente que compartimos…

destellos en la vida de la Iglesia,

destellos en los sacramentos,

destellos en la lectura sosegada de la Palabra.

 

Señor Jesús,

estamos a muchas cosas…

y nos olvidamos de repartir vida,

de repartirnos para que todos tengan vida,

de alimentar y cooperar con todos los hombres y mujeres de buena voluntad

en que todos tengan vida y vida en abundancia.

Nos olvidamos que nuestro camino es un camino de pasión,

de olvido de sí,

de mirada constante de misericordia.

Tantas veces nos sentimos verdaderos maestros en esquivar compromisos…

pero sabemos muy bien

que la ley del amor implica

confiar sin reservas,

ir más allá de los criterios razonables de supervivencia,

confiar en que todo al final,

acabará bien, muy bien, inconmensurablemente bien.

 

Sabemos muy bien que sin riesgo no hay amor,

ni oración,

ni Reino de Dios.

Ni posible fiesta de la vida

sin la audacia

de afrontar nuestra necesaria purificación

de todo lo que no ayuda a centrarnos en lo que realmente importa,

tu presencia,

tu reino,

tu justicia,

tu santidad.

 

Señor Jesús,

estamos aún poco arraigados en ti.

Señor Jesús,

somos aún poco audaces

en ti,

por ti,

para ti.

 

Señor Jesús.

Reconstrúyenos.

Libéranos.

Impúlsanos.

Oriéntanos.

Aliméntanos.

Danos de tu vino.


carmeloampelio@gmail.com


miércoles, 8 de enero de 2025

93.- 12.01. 2025.BAUTISMO DE JESÚS. CICLO C

 INCANSABLEMENTE

(… El Espíritu de Dios bajaba…)

Te damos gracias,
Dios de la vida, del tiempo, de la materia y de la historia,
Dios de los hombres,
Dios de nuestras vidas.
Incansablemente,
con el aliento de tu Espíritu,
brota por doquier la vida.
Incansablemente,
con el aliento de tu Espíritu,
 los seres humanos vivimos
la riqueza de nuestra biografía,
a veces tan humana,
tan demasiado humana…
Incansablemente,
con el aliento de tu Espíritu, 
la humanidad avanza,
misteriosamente,
sin pausa… 
hacia la plenitud.


Te damos gracias, Padre, 
porque tu hijo,
el Amado,
el Predilecto,
el Hijo del Hombre,
se sumergió en aquellos tiempos
en el Jordán
y fue como uno de tantos
y así se solidarizó con toda la humanidad
necesitada de salvación
y compartió 
con aquellas gentes
la esperanza del Reino
y así inició la reconciliación definitiva 
de todos los seres humanos.


Te damos gracias, Padre,
porque en Jesucristo vive
todo deseo auténtico 
de amar y ser amado,
todo anhelo de compartir y repartir
los dones que tenemos
y producimos,
toda la esperanza
que hay en cualquier lucha por la libertad
y la dignidad del ser humano.


Dios Padre, 
sabemos que a lo largo 
de la historia de la humanidad
han aparecido personas
santas,
sabias,
justas
y admirables
que han defendido la justicia
y han mostrado la verdad.
¡Queremos ser
como ellas!


Haz de nosotros,
aún más,
con humildad y con sencillez, 
personas sinceras y entregadas,
personas valientes y humildes,
personas sensibles y santas,
como María.


Que el banquete de amor de tu hijo,
la Eucaristía,
nos fortalezca
en nuestra fe:
¡Sabemos que la muerte
no es soberana!
¡Sabemos que la autenticidad humana
no es una patraña!
¡Sabemos que la palabra justicia
está llena de contenido
y de tarea!


Que el aliento de tu Espíritu
nos enraíce aún más
en la vocación a la que hemos sido llamados,
en la vocación que nos encomiendas,
en la vocación donde desplegamos
nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad.


Despeja, Padre,
los miedos,
las rutinas,
las justificaciones
que nos impiden
ver con los ojos de la fe,
oír la voz de tu Hijo,
palpar las heridas de este mundo. 


Padre, envía tu Espíritu sobre nosotros
para que no se diluya
la roca donde se asienta
nuestra identidad
de hijos amados
y servidores tuyos…


Dios Padre,
manda tu luz desde el cielo
a lo cotidiano
de nuestras vidas,
en nuestros trabajos,
en nuestras calles,
en nuestras familias
para cumplir y hacer cumplir
tu voluntad 
de amor y vida 
para todos los seres humanos.


Amén


carmeloampelio@gmail.com


miércoles, 1 de enero de 2025

92.- 06.01. 2025.EPIFANÍA. CICLO C

ASOMBRO

Cristo Jesús, misterio encarnado,

asombro de santidad.
Cristo Jesús, presencia desbordantemente humana,
asombro de humanidad.
Cristo Jesús, a quien amamos,
asombro de comunión.
Cristo Jesús, con quien amamos,
asombro de fraternidad.
Cristo Jesús, en quien amamos,
asombro de nueva humanidad.
Cristo Jesús, sabiduría de Dios para todos los constructores de paz,
asombro de la verdad de Dios.
Cristo Jesús, palabra de Dios que entienden todos los hombres y mujeres de buena voluntad,
asombro de comunicación de Dios.
Cristo Jesús, globalización de Dios,
asombro de inclusión de la inmensa variedad de seres humanos.
Cristo Jesús, desenmascaramiento de ídolos,
asombro de profecía inigualable.
Cristo Jesús, esperanza de los que sufren dolores evitables, fruto de manos demasiado humanas,
asombro de sanación sobre toda sanación.
Cristo Jesús, mansedumbre y poder,
asombro del don de Dios.
Cristo Jesús, ternura y vigor,
asombro de amor de Dios.
Cristo Jesús, fascinación sobre toda fascinación,
asombro de todo asombro.
Cristo Jesús, gracia y verdad,
asombro del impulso de Dios.
Cristo Jesús, aliento y consuelo,
asombro de los modos de actuar de Dios.
Cristo Jesús, lo más humano de la humanidad,
asombro de la verdad del corazón humano.
Cristo Jesús, a quien esperamos y con quien esperamos,
asombro de la esperanza inacabable.
Cristo Jesús, misterio de sabiduría,
asombro de lucidez inigualable.
Cristo Jesús, justicia y paz en vivo y en directo,
asombro de loque de verdad importa.
Cristo Jesús, gloria del hombre por los siglos de los siglos,
asombro de un amor sobre todo amor.
Cristo Jesús, el mejor de los nuestros,
asombro de autenticidad en el corazón de cada ser humano.
Cristo Jesús, a quien rezamos y con quien rezamos,
asombro de santidad innombrable.
Cristo Jesús, descanso y tarea del creyente,
asombro de los dones que se convierten en tareas.
Cristo Jesús, raíces y alas de nuestra sed de vida,
asombro de las mejores posibilidades de la vida.
Cristo Jesús, mensajero y mensaje del amor sobre todo amor,
asombro de la utopía que habita en lo mejor del corazón humano.
Cristo Jesús, que eliges, capacitas, acompañas y plenificas,
asombro de la presencia de Dios
Cristo Jesús, santidad que habitas en nuestras casas,
asombro de paz y bien en la vida cotidiana
Cristo Jesús, a quien creemos,
asombro de certeza de todas las certezas.
Cristo Jesús, con quien creemos,
asombro ante la confianza de la bondad última de la realidad.
Cristo Jesús, mirada de Dios a toda la humanidad,
asombro ante la utopía de las utopías.
Cristo Jesús, eminente fuente de plenitud,
asombro ante lo que mejor nos puede pasar de verdad.
Cristo Jesús, sanación de sanaciones,
asombro ante la libertad de los hijos de Dios.
Cristo Jesús, roca de nuestras biografías,
asombro ante el poder paradójico de Dios.
Cristo Jesús, agua de nuestra sed,
asombro ante la certeza de paz definitiva.
 
Cristo Jesús, revelación de Dios.
Cristo Jesús, sabiduría de Dios.
Cristo Jesús, energía vital de Dios.
 
Cristo Jesús, camino.
Cristo Jesús, certeza.
Cristo Jesús, luz.
 
Cristo Jesús, abre los ojos de nuestro corazón
para que comprendamos la esperanza
a la que nos llamas.
 
Especialmente en este 2025.
En estos tiempos extraños
de desconcierto,
de miedo,
de escalofríos cercanos y lejanos.