sábado, 27 de septiembre de 2025

131.- 28.09.2025. TIEMPO ORDINARIO 25. CICLO C

 Bienaventurados los que escuchan a Jesucristo

 

Bienaventurados los que acogen la Palabra de Jesucristo en el corazón, porque serán tierra fértil que da fruto abundante.

Bienaventurados los que aman la soledad habitada por la Palabra, porque encuentran intimidad con Él.

Bienaventurados los que buscan abren su corazón a la Palabra de Jesucristo, porque allí habla el Espíritu.

Bienaventurados los que callan su ego ante Dios, porque escuchan lo inefable.

Bienaventurados los que confían más en la Palabra de Jesucristo que en sus cálculos, porque experimentan milagros.

Bienaventurados los que convierten su silencio en oración, porque su alma se llena de presencia.

Bienaventurados los que dejan que la Palabra de Jesucristo los cuestione, porque su fe será probada como oro en el fuego.

Bienaventurados los que escuchan a Jesucristo más que hablan de doctrina o normas, porque aprenden la sabiduría divina.

Bienaventurados los que escuchan con humildad a Jesucristo , porque serán enseñados por Dios.

Bienaventurados los que guardan la Palabra como María, porque engendran a Cristo en su vida.

Bienaventurados los que guardan la quietud escuchando la Palabra de Jesucristo, porque su corazón será morada de Cristo.

Bienaventurados los que hacen lo que Él dice, porque su vida se llena de sentido.

Bienaventurados los que hacen silencio para discernir la voz de Jesucristo, porque conocerán la paz que el mundo no da.

Bienaventurados los que interrumpen la prisa para escuchar a Jesucristo, porque reciben el don de la paz.

Bienaventurados los que meditan día y noche en el Evangelio, porque su espíritu se renueva.

Bienaventurados los que no buscan excusas a la Palabra de Jesucristo, porque viven la radicalidad del Evangelio.

Bienaventurados los que no posponen la obediencia a Jesucristo, porque saborean la prontitud del amor.

Bienaventurados los que obedecen a Cristo antes que a los hombres, porque su conciencia es pura.

Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo aunque cueste, porque conocen la alegría del sacrificio.

Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo con alegría, porque no sienten la ley como peso, sino como gracia.

Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo en lo pequeño, porque serán fieles en lo grande.

Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo hasta la cruz, porque participan de la victoria de la resurrección.

Bienaventurados los que obedecen a Jesucristo incluso contra corriente, porque hallan la libertad de los hijos.

Bienaventurados los que obedecen la voz del Maestro, porque caminan en la verdad que libera.

Bienaventurados los que perseveran en la lectura orante de la Palabra, porque su corazón será transformado.

Bienaventurados los que reciben la Palabra con alegría, porque se convierten en testigos gozosos.

Bienaventurados los que saben escuchar en lo secreto a Jesucristo, porque el Padre los recompensará.

Bienaventurados los que saben esperar en silencio la Palabra de Jesucristo, porque serán colmados de luz.

Bienaventurados los que saborean cada versículo de la Palabra de Dios, porque el Espíritu les enseña desde dentro.

Bienaventurados los que se sustraen al ruido del mundo para escuchar la Palabra de Jesucristo, porque oyen la música del Evangelio.

Bienaventurados los que siembran la Palabra en la vida cotidiana, porque florecerá en obras.

Bienaventurados los que transmiten lo escuchado a Jesucristo, porque la Palabra no queda estéril.

Bienaventurados los que veneran la Escritura como lámpara, porque no caminarán en tinieblas.


carmeloampelio@gmail.com

domingo, 21 de septiembre de 2025

130.- 21.09.2025. TIEMPO ORDINARIO 24. CICLO C

 Bienaventurados los que confían en la Providencia más que en sus cuentas bancarias

 

Bienaventurados los humildes de corazón, porque reconocen su total dependencia de Dios.

Bienaventurados los pobres de espíritu que viven en esperanza, porque recibirán como herencia el Reino de los cielos.

Bienaventurados los que acogen al otro como hermano y no como cliente, porque anticipan la mesa del Reino.

Bienaventurados los que acumulan tesoros en la eternidad compartiendo aquí en la tierra, porque lo suyo nunca perecerá.

Bienaventurados los que agradecen lo poco, porque descubren en todo la abundancia de la gracia.

Bienaventurados los que alivian al deudor en su carga, porque participarán en la libertad de los hijos de Dios.

Bienaventurados los que alivian la miseria con gestos eficaces de amor, porque serán consolados por Dios.

Bienaventurados los que aman solo a Dios como absoluto, porque todo lo demás lo reciben como don.

Bienaventurados los que anteponen el bien del hermano al interés económico, porque reconocen en él la imagen de Dios.

Bienaventurados los que aplican la justicia con misericordia, porque harán presente la ternura de Dios.

Bienaventurados los que ayudan sin esperar devolución, porque participan en la economía de la gracia.

Bienaventurados los que caminan en la luz de Cristo y no en las tinieblas del lucro, porque serán lumbreras en el mundo.

Bienaventurados los que comparten en vez de exprimir, porque construyen fraternidad verdadera.

Bienaventurados los que comparten lo poco que tienen, porque revelan la abundancia del amor.

Bienaventurados los que reparten sus bienes con los hermanos necesitados, porque se liberan de la tiranía del egoísmo.

Bienaventurados los que confían en Dios más que en sus propias fuerzas o bienes, porque no serán defraudados.

Bienaventurados los que confían en el cuidado divino, porque su corazón está libre de la ansiedad.

Bienaventurados los que confían en la promesa aun en medio de la oscuridad, porque heredarán la luz eterna.

Bienaventurados los que confían en la Providencia más que en sus cuentas bancarias, porque experimentarán la paz que el mundo no puede dar.

Bienaventurados los que convierten sus bienes en instrumentos de fraternidad, porque participan ya en la lógica del Reino.

Bienaventurados los que creen que el Padre sabe lo que necesitan antes de pedirlo, porque vivirán en la alegría de los hijos de Dios.

Bienaventurados los que dan más de lo que se les pide, porque imitan al Dios que siempre da en exceso.

Bienaventurados los que denuncian la idolatría del dinero, porque serán reconocidos como profetas del Reino.

Bienaventurados los que eligen la pobreza evangélica y por ello son despreciados, porque el Reino es su herencia.

Bienaventurados los que eligen la sencillez y renuncian a la ostentación, porque reflejan la belleza de la verdad.

Bienaventurados los que eligen vivir con lo necesario, porque en su pobreza libre hallan verdadera riqueza.

Bienaventurados los que encuentran alegría en lo sencillo y no necesitan acumular para vivir, porque experimentan ya el gozo del Reino.

Bienaventurados los que esperan pacientemente en la Providencia, porque verán cumplirse las promesas de Dios.

Bienaventurados los que guardan silencio interior y se vacían de sí mismos, porque serán colmados de la presencia de Dios.

Bienaventurados los que hacen de sus bienes un bien común, porque en medio de ellos habita Cristo.

Bienaventurados los que invierten en el amor, porque su ganancia es eterna.

Bienaventurados los que no absolutizan las riquezas ni el poder, porque esperan una herencia incorruptible.

Bienaventurados los que no dejan que la codicia gobierne su ánimo, porque disfrutan de la paz que el dinero no puede comprar.

Bienaventurados los que no dividen su corazón entre Dios y las riquezas, porque verán al Señor en la pureza de la fe.

Bienaventurados los que no edifican su vida sobre riquezas caducas, porque se apoyan en la roca firme del Señor.

Bienaventurados los que no guardan para sí lo que puede salvar al hermano, porque participan ya en la comunión del Reino.

Bienaventurados los que no hacen del dinero su señor, porque su corazón es libre para servir al Dios vivo.

Bienaventurados los que no hacen del tener su medida de vida, porque disfrutan de la libertad de los hijos de Dios.

Bienaventurados los que no necesitan controlar todo, porque confían en que Dios conduce la historia.

Bienaventurados los que no se angustian por el mañana, porque confían en que el Padre cuida de ellos como de los lirios y los pájaros.

Bienaventurados los que no se angustian por el mañana, porque descubren que cada día tiene su propia gracia.

Bienaventurados los que no se dejan comprar por privilegios o sobornos, porque su recompensa está en el cielo.

Bienaventurados los que no se dejan seducir por la abundancia material, porque su tesoro está en el cielo.

Bienaventurados los que no viven agobiados por acumular, porque disfrutan de la paz que el mundo no puede dar.

Bienaventurados los que obedecen al único Señor con alegría, porque encuentran en Él la plenitud de la vida.

Bienaventurados los que ofrecen un salario justo al trabajador, porque edifican la paz social.


carmeloampelio@gmail.com

domingo, 14 de septiembre de 2025

129.- 14.09.2025. TIEMPO ORDINARIO 23. EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ. CICLO C

PARA QUE EL MUNDO SE SALVE POR ÉL


Señor Jesús,

¿qué es la salvación?

¿cómo nos salvas?

¿cómo estar seguros?

¿cómo reconocer la verdad de tu salvación en nuestras vidas?

¿cómo nos llega la salvación?

¿cómo conseguir que no nos devoren las dudas?

¿qué mejoras en nosotros?

¿dónde y cómo verificar tu salvación?

¿cómo nos iluminas?

¿cómo alcanzar la certeza de la fe?

¿cómo crecer en la fe?

¿cómo enraizarnos en la confianza última de la esperanza?

¿cómo saber si es suficiente lo que creemos creer?

¿cómo reconocer las fuentes de la fe?


Danos maestros de la fe.

Danos maestros del crecimiento en la fe.

Danos compañeros que nos ayuden a creer.

Danos palabras poderosas para expresar lo que nos pasa en nuestra vida de fe.

Danos palabras verdaderas que expresen de verdad la autenticidad personal de nuestra vida de fe.

Danos palabras fiables que digan de verdad lo que de verdad somos y nos pasa.


Danos el poder silenciarnos en paz ante tu presencia.

Danos el poder de silenciarnos para que te transparentes.

Danos el poder de silenciarnos para que te intuyamos en lo mejor de nuestro interior. 


Ábrenos el entendimiento.

Ábrenos la mirada.

Ábrenos el corazón.


Danos capacidad de comunión 

para entrar en el dinamismo 

del poder de la fe

de tantos y tantos

que nos han precedido

y conviven con nosotros

en estos tiempos

tan extraños,

tan intimidantes,

tan convulsos.


carmeloampelio@gmail.com 


miércoles, 3 de septiembre de 2025

128.- 7.09.2025. TIEMPO ORDINARIO 23.CICLO C

RENUNCIAR

Abandonar los idolillos del consumo.

Abdicar de querer tener razón sí o sí.

Abnegación en el camino del amor.

Apartarse de tanta paparrucha (clerical o no).

Ceder el paso a la ternura.

Cesar los lamentos del ego herido.

Claudicar ante los imperativos de la necesaria misericordia.

Colgar los guantes del narcisismo.

Conceder el beneficio de la duda constantemente.

Conformarse con poder rezar con normalidad día a día.

Dar carpetazo a toda clase de resentimiento.

Dar de baja a tanto concepto eclesiástico que no dice nada significativo.

Darse por vencido en los esfuerzos por mejorarse con las propias fuerzas.

Declinar las invitaciones de aparentar, aparentar.

Dejar de hacer el listo por la vida.

Dejar de lado las disputas por banalidades (clericales o no).

Dejar correr las quisquillosidades

Deponer las miradas de la envidia.

Desapego inteligente de tanta tontería consumista.

Desistimiento de querer tener todo muy controlado… muy controlado.

Desistir de las etiquetas taxativas y excluyentes que nos dan identidad y seguridad.

Despojarse de la capacidad de autoengaño.

Dimitir de toda clase de poder sobre las conciencias y las sensibilidades.

Echarse atrás para que los aires del evangelio avienten tanto miedo a la libertad.

Entregar gratuitamente lo que podamos entregar de corazón.

Omitir cualquier palabra, gesto o ademán hiriente.

Prescindir de ir de listo por la vida.

Privarse de la charlatanería que nos aleja de la realidad.

Rechazar la guerra, siempre, siempre, siempre.

Rehusar dictaminar sobre la vida de los demás.                               

Rendirse ante el amor sobre todo amor.

Renegar de toda clase de pomposidades en la iglesia.

Repudiar toda clase de mentira.

Resignarse a aceptar que somos lo que somos y hacemos lo que podemos.

Retirarse de la competencia

Soltar amarras de tanta certeza excesiva y paralizante.

Tirar la toalla ante tanta peleíta (clerical o no).

 

Pues eso, Señor…

Aquí el listado de buenos deseos para este curso.

 

¡Ayúdame!


carmeloampelio@gmail.com


domingo, 31 de agosto de 2025

127.- 31.08.2025. TIEMPO ORDINARIO 22.CICLO C

 HUMILDAD

Señor, nos cuesta la humildad. 

Nos creemos mejores que esos que no van al templo.

Aléjanos de la soberbia, Tú, el Cordero de Dios. 


Señor, no somos muy buenos en afabilidad.

Nos tomamos tu (nuestra) exigencia muy en serio.

Aléjanos de la dureza de corazón, Tú, la ternura de Dios. 


Señor, no entendemos muy bien eso del altruismo.

No aparece ni en la liturgia ni en el Catecismo. 

Ni en el compendio de la Doctrina social de la Iglesia.

Aléjanos de los doctrinarismos, Tú, el gesto de amor fascinante de Dios.


Señor, tantas y tantas veces nos da miedo la pobreza.

Nos es muy difícil la cercanía a esas realidades.

Aléjanos del rechazo a la pobreza, Tú, el siervo de los tirados en los barrancos de la vida.


Señor, no alcanzamos a relacionarnos sin desinterés. 

Los pequeños egoísmos de nuestros pequeños egos nos vencen. 

Aléjanos de las pequeñas mezquindades tan demasiado humanas, Tú, la santidad más humana.


Señor, lo gratuito nos resulta muy difícil.

Reflejamos demasiado los valores dinerocentristas de nuestra cultura.

Aléjanos del narcisismo rampante que nos intoxica, Tú, la verdad de la comunión de toda la realidad.


Señor, no sabemos ser mansos y humildes de palabra y de corazón. 

La lucha por salirnos con la nuestra muchas veces nos vence y nos arrastra.

Aléjanos de la pulsión de predominar, Tú, la mansedumbre santa y justa.

 

Señor, la pobreza de espíritu.

Señor, la sencillez.

Señor, la simplicidad. 


Señor, haznos ver y comprender que 

la pobreza de espíritu,

la sencillez,

la simplicidad son fuente de riqueza,

de esa riqueza santa y fascinante

que nunca se acaba,

como tu presencia

compasiva y misericordiosa.



 

carmeloampelio@gmail.com

sábado, 23 de agosto de 2025

126.- 24.08.2025. TIEMPO ORDINARIO 21.CICLO C

 Humildad

 

Señor, nos cuesta la humildad.

Nos creemos mejores que esos que no van al templo.

Aléjanos de la soberbia, Tú, el Cordero de Dios.

 

Señor, no somos muy buenos en afabilidad.

Nos tomamos tu (nuestra) exigencia muy en serio.

Aléjanos de la dureza de corazón, Tú, la ternura de Dios.

 

Señor, no entendemos muy bien eso del altruismo.

No aparece ni en la liturgia ni en el Catecismo.

Ni en el compendio de la Doctrina social de la Iglesia.

Aléjanos de los doctrinarismos, Tú, el gesto de amor fascinante de Dios.

 

Señor, tantas y tantas veces nos da miedo la pobreza.

Nos es muy difícil la cercanía a esas realidades.

Aléjanos del rechazo a la pobreza, Tú, el siervo de los tirados en los barrancos de la vida.

 

Señor, no alcanzamos a relacionarnos sin desinterés.

Los pequeños egoísmos de nuestros pequeños egos nos vencen.

Aléjanos de las pequeñas mezquindades tan demasiado humanas, Tú, la santidad más humana.

 

Señor, lo gratuito nos resulta muy difícil.

Reflejamos demasiado los valores dinerocentristas de nuestra cultura.

Aléjanos del narcisismo rampante que nos intoxica, Tú, la verdad de la comunión de toda la realidad.

 

Señor, no sabemos ser mansos y humildes de palabra y de corazón.

La lucha por salirnos con la nuestra muchas veces nos vence y nos arrastra.

Aléjanos de la pulsión de predominar, Tú, la mansedumbre santa y justa.

 


 

Señor, la pobreza de espíritu.

Señor, la sencillez.

Señor, la simplicidad.

 

Señor, haznos ver y comprender que

la pobreza de espíritu,

la sencillez,

la simplicidad son fuente de riqueza,

de esa riqueza santa y fascinante

que nunca se acaba,

como tu presencia

compasiva y misericordiosa.


carmeloampelio@gmail.com

jueves, 14 de agosto de 2025

125.- 17.08.2025. TIEMPO ORDINARIO 20.CICLO C

Entre el fuego y el miedo.


Señor, vivimos entre el fuego y el miedo,

entre el quiero y no puedo,

entre el compromiso y la comodidad.

 

Señor, vivimos entre el entusiasmo y la resignación,

entre la lucidez y el vivir con los ojos cerrados,

entre la entrega y la autoafirmación.

 

Señor, vivimos entre la empatía y la indiferencia,

entre la solidaridad y el “no podemos hacer nada”,

entre la fraternidad y el individualismo.

 

Señor vivimos entre la comunión y el individualismo,

entre la pasión y la apatía,

entre la audacia y lo pusilánime.

 

Señor, vivimos entre la misión y el autocentramiento,

entre la energía y el cansancio,

entre la alegría y la tristeza.

 

Señor, vivimos entre el sentido y el hastío,

entre la lucidez y el desencanto,

entre la libertad y el desconcierto.

 

Señor,

aliéntanos más,

libéranos más,

ábrenos más.


carmeloampelio@gmail.com


sábado, 9 de agosto de 2025

124.- 10.08.2025. TIEMPO ORDINARIO 19.CICLO C

En vela… esperándote. 

Pero andamos distraídos, en nuestras ensoñaciones , en nuestros caprichos, en nuestras peleítas.


En vela… apoyados en la fe de toda la constelación de creyentes de la historia de la humanidad

Pero nos agarramos a lo que sea con tal de sentir algo de seguridad humana, demasiado humana. 


En vela… enraizados en la confianza de todo acabará bien.

Pero vivimos asustados porque nos fijamos en los ruidos extraños que generan los tiempos que vivimos.


En vela… en paz con nosotros mismos y con la realidad.

Pero dejamos mucho espacio a los miedos, a las ansiedades, a los miedos que brotan de nuestras cegueras.


En vela… serenos como un niño en brazos de su madre.

Pero agitados por las heridas de nuestras ignorancias y nuestra mediocridades.


En vela… sensibles a tu presencia misteriosa y salvadora.

Pero turbados por las sombras de nuestra biografía, tan fragmentada a veces.


En vela… conscientes la lucidez tranquila que da el saberse dentro del camino de salvación.

Pero irritados porque las cosas nos salen como nosotros queremos: así de infantiles somos. 


En vela… alimentados de la sabiduría de quien ha sabido intuir la fuerza del evangelio.

Pero nerviosos porque no nos acabamos de creer la potencia del evangelio. 


En vela… seguros como quien sabe que todo tiene un destino de amor y comunión.

Pero miedosos porque no queremos soltar nuestras ideas, nuestras seguridades, nuestros supuestos logros. 


En vela… siguiendo las mejores intuiciones de nuestro corazón.

Pero haciendo pequeñas trampas para que nos creamos que hemos acertado de verdad en lo que hacemos, decimos o deseamos en nuestra vida. 


En vela… sintiendo que estamos alineados con el poder de Dios.

Pero creyéndonos mucho mejores y mucho más merecedores que los que “no son de los nuestros”.


En vela… conectados con las santas energías del universo y de la humanidad.

Pero vivimos como si la vida fuera una especie de sálvese quien pueda.


En vela… insertos en el fluir de la vida, de la consciencia, de la comunión.

Pero poniendo peros constantes a lo que la realidad nos ofrece día a día. 


En vela… Pero encerraditos en lo nuestro, ciegos a los signos de los tiempos. 

En vela… Pero sin salir de nuestras comodidades que controlamos.

En vela… Pero negando nuestra sed de plenitud, de humanidad, de salvación. 


¡Despiértanos, Señor!

¡Sacúdenos, Señor!

¡Vivifícanos, Señor!



carmeloampelio@gmail.com


viernes, 1 de agosto de 2025

123.- 03.08.2025. TIEMPO ORDINARIO 18.CICLO C

ATESORAR

Señor, somos como somos,

pequeños egos

que sobrevivimos como podemos

en estos extraños tiempos

que nos asustan y nos paralizan. 


Señor, somos como somos: 

buscamos atesorar validaciones externas, éxitos, prestigios.

Pero en el fondo de nuestro corazón ansiamos tu mirada sobre nosotros. 


Señor, somos como somos: 

necesitamos poseer, acumular, presumir para sentirnos alguien ante los demás.

Pero en el fondo de nuestro corazón sabemos que sólo tú calmarás nuestra sed.


Señor, somos como somos: 

despreciamos una y otra vez a los que consideramos que son mejores que nosotros.

Pero en el fondo de nuestro corazón sabemos que nuestras heridas sólo las puedes sanar tú.


Señor, somos como somos: 

vamos por la vida con una amplia gama de disfraces para quedar bien sea como sea.

Pero en el fondo de nuestro corazón sabemos que tú conoces lo que habita en nuestro corazón.


Señor, somos como somos:

expresamos muy a menudo nuestra frustración porque las cosas no salen como queremos.

Pero en el fondo de nuestro corazón sabemos que todo lo que pasa tiene un designio de amor.


Señor, somos como somos:

huimos de nosotros mismos con nuestra hiperactividad, nuestra inquietud, nuestra aceleración.

Pero en el fondo de nuestro corazón sabemos que sólo podemos descansar en la comunión contigo.


Señor, somos como somos: 

nos interesan, de verdad, pocas cosas de los demás.

Pero en el fondo de nuestro corazón sabemos que somos uno en nuestra peregrinación hacia el Reino.


Señor, somos como somos: 

vamos de tibieza en tibieza frente a las necesidades de amor nuestras y de los demás.

Pero en el fondo de nuestro corazón queda el rescoldo que sólo tú puedes avivar.


Señor, somos como somos:

acumulamos mediocridades,

acumulamos miedos,

acumulamos justificaciones. 


Señor, somos como somos:

humanos demasiado humanos.


Señor Jesús, 

ten piedad de nosotros.



sábado, 26 de julio de 2025

122.- 27.07.2025. TIEMPO ORDINARIO 17.CICLO C

 

Dios padre, Tú, donde estamos implantados

Dios padre, Tú, el abrazo primero y el abrazo final.

Dios padre, Tú, el aliento de nuestra vitalidad.

Dios padre, Tú, el amor primero, el amor constante, el amor final.

Dios padre, Tú, el amor sobre todo amor.

Dios padre, Tú, el fundamento de todas las energías en las que somos, nos movemos y existimos.

Dios padre, Tú, el impulso originario fascinante y misterioso

Dios padre, Tú, el lugar de nuestro arraigo en el amor.

Dios padre, Tú, el manantial inagotable de sentido

Dios padre, Tú, el misterio del misterio.

Dios padre, Tú, el motivo esencial de lo que nos pasa.

Dios padre, Tú, el núcleo de nuestra aventura en la vida.

Dios padre, Tú, el origen de la sed que habita el corazón.

Dios padre, Tú, el principio fecundo de todo principio.

Dios padre, Tú, el Ser inabarcable.

Dios padre, Tú, el silencio sonoro por los siglos de los siglos.

Dios padre, Tú, el sustento de lo mejor de la vida.

Dios padre, Tú, inicio de los inicios.

Dios padre, Tú, la base elemental de cualquier comunión.

Dios padre, Tú, la explicación última de lo que nos pasa en la vida.

Dios padre, Tú, la fuente de comunión y esperanza.

Dios padre, Tú, la garantía de que todo acabará bien.

Dios padre, Tú, la generación de cualquier paz.

Dios padre, Tú, la identidad profunda de cada

Dios padre, Tú, la inteligencia amorosa y fecunda.

Dios padre, Tú, la luz primera primordial.

Dios padre, Tú, la palabra creadora constante.

Dios padre, Tú, la presencia asombrosa y enamorada.

Dios padre, Tú, la raíz de toda raíz.

Dios padre, Tú, la verdad de las verdades.

Dios padre, Tú, la verdad primera permanente.

Dios padre, Tú, lo básico de la fraternidad.

Dios padre, Tú, lo esencial de la vida de los vivientes.

Dios padre, Tú, lo imprescindible de cualquier esperanza humana.

Dios padre, Tú, lo indispensable de la humanidad ahora y siempre.

Dios padre, Tú, lo inicial, lo contino, lo final.

Dios padre, Tú, lo necesario de cualquier sí a la vida.

Dios padre, Tú, lo primigenio de cualquier experiencia humana.

Dios padre, Tú, vida de toda vida.


carmeloampelio@gmail.com

jueves, 17 de julio de 2025

121.- 20.07.2025. TIEMPO ORDINARIO 16.CICLO C

 INQUIETOS Y NERVIOSOS

 

Vivimos inquietos y nerviosos.

Tantas veces agobiados por el rendimiento.

Tantas veces sin tiempo.

Tantas veces arrastrados por los plazos,

presionados por los objetivos,

agobiados por querer controlar lo que nos pasa,

por quedar bien,

por no perdernos nada.

 

Vivimos inquietos y nerviosos.

Todo pasa muy deprisa.

Todo lo queremos muy deprisa.

Todo tiene que estar perfecto.

La mentalidad Amazon nos devora.

 

Vivimos inquietos y nerviosos.

El pasado no acaba de irse

y nos laceran latigazos

de culpabilidad,

de resentimiento

de fracaso:

las heridas abiertas

de lo que pudo ser y no es.

 

Vivimos inquietos y nerviosos.

El presente nos abruma,

nos desborda,

nos da miedo.

El cinismo social,

el individualismo narcisista,

la codicia insaciable:

lacras de corazones duros

que niegan la belleza real de la vida

con sus sádicos flagelos.

Hay demasiado sufrimiento humano evitable.

Hay demasiadas locuras políticas evitables.

Hay demasiada frustración humana evitable.

 

 

Vivimos inquietos y nerviosos.

El futuro nos asusta.

Como olas malignas

vemos crisis y crisis que ya empiezan a golpearnos.

Los dinamismos económicos son insostenibles.

Las dinámicas sociales son insostenibles.

Nuestra relación con la Madre Tierra es insostenible.

No vemos caminos para la paz.

No vemos destellos de justicia real.

No vemos convivencia basada en la confianza.

 

Vivimos inquietos y nerviosos.

¿Dónde encontrar fundamento a lo mejor de nuestra humanidad?

¿ Dónde encontrar referentes para nuestro crecimiento personal y espiritual?

¿Dónde encontrar maestros que alimenten nuestra sed de plenitud,

nuestra sed de belleza,

nuestra sed de comunión?

 

Señor,

nuestro pasado en tu corazón.

Señor, el presente, en tu corazón.

Señor, el futuro en tu corazón

 

Contigo, Señor.

Contigo, el hoy de Dios.

Contigo, en tu presencia,

el amor sobre todo amor.


carmeloampelio@gmail.com

sábado, 12 de julio de 2025

120.- 13.07.2025. TIEMPO ORDINARIO 15.CICLO C

 Practicar la misericordia


Frente a los duros de corazón, la mirada de misericordia.

Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de los humanos. 


Frente a los narcisistas que dictaminan, la comprensión con misericordia.

Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de los maestros de humanidad. 


Frente a la superficialidad que desperdicia vidas, irradiar misericordia.

Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de los cuidadores de la vida. 


Frente al ídolo de la productividad, la presencia de misericordia.

Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de creadores de gratuidad. 


Frente a los desesperanzados, la cercanía con misericordia.

Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el más humano de los sembradores de esperanza. 


Frente a los que sobreviven en soledad, la palabra oportuna cargada de misericordia. 

Enséñanos, acompáñanos, Señor Jesús, el mejor ejemplo de quien tiene en corazón en su sitio. 


Señor Jesús, atender al presente humano que tenemos delante.

Señor Jesús, actuar contra el sufrimiento evitable.

Señor Jesús, cuidar lo esencial de los seres humanos que tenemos cerca.


Señor Jesús, el herido nos muestra la llamada a la comunión.

Señor Jesús, el herido nos muestra un camino de salvación que mejora el mundo. 

Señor Jesús, el herido somos cada uno de nosotros.


Señor, que veamos a los demás como lo que son personas, hermanos, vivientes hijos del Dios de la Vida. 

Señor, que veamos esto tan esencial en estos tiempos extraños, convulsos, inhumanos en tantos y tantos lugares, cercanos y lejanos… 

Señor, que nos asociemos para el bien, que expandamos la misericordia, que cooperemos con la justicia con los hombres y mujeres de buena voluntad que nos encontramos en el camino.


Señor, que no nos escandalicemos cuando, al fin, descubramos, que el malherido, eres tú mismo…


jueves, 3 de julio de 2025

119.- 06.07.2025. TIEMPO ORDINARIO 14.CICLO C

 ¡PONERSE EN CAMINO!


¡Ponerse en camino!, 

cuidando la vida

en lo diario, 

en lo pequeño,

en los detalles,

con el reino como horizonte,

con la esperanza cierta

de que lo mejor está por venir. 


¡Ponerse en camino!, 

peregrinos entre ruinas 

que nos dañan

y destellos de lo nuevo 

que surgen por la fuerza

inagotable del Espíritu…

destellos 

que nos alimentan,

que nos mejoran,

que nos llenan de esperanza.


¡Ponerse en camino!, 

exploradores de indicios nuevos del Reino,

enraizados en miles de años

de experiencia en la santidad del Reino,

de experiencia en la santidad de la misión,

de experiencia en la santidad del Espíritu.


¡Ponerse en camino!,

navegantes hacia nuevas rutas

de encuentro,

de comunión,

de crecimiento

como hijos de Dios,

como seres humanos,

como vivientes enraizados

en la fuente inagotable

de la vida.


¡Ponerse en camino!

aportando lo que falta,

con humildad,

con rotundidad,

con la comprensión que nos da

el deseo de fraternidad,

el deseo de comunión,

el deseo de justicia

que brota de lo mejor

de los corazones

de los seres humanos. 


¡Ponerse en camino!

llamados,

enviados,

capacitados,

con la libertad de los hijos de Dios,

con la lucidez de los hijos del Reino

con la humildad de los que cumplen 

la voluntad de Dios,

Padre de todos,

Padre de la vida inagotable,

Padre del amor siempre presente.


carmeloampelio@gmail.com


jueves, 26 de junio de 2025

118.- 29.06.2025.SAN PEDRO Y SAN PABLO.CICLO C

¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE ES EL HIJO DEL HOMBRE?


Tú eres el Mesías.


El anhelado.

El buscado.

El creativo.

El de los caminos de santidad.

El de los mil caminos para evocar lo sagrado.

El de los silencios llenos de santidad.

El exigente lleno de misericordia.

El fascinante.

El fiel a lo más humano de lo humano

El gratuito.

El increado que se encuentra con nosotros.

El misterioso crisol de lo mejor de la humanidad.

El que abre las puertas a la paz.

El que arranca del dominio de la muerte

El que ayuda a someter el ego a la santa esencia de la vida.

El que busca amar y ser amado.

El que con nosotros arrostra nuestros miedos.

El que cuida la vida.

El que cumple las promesas.

El que da luz nueva e inagotable.

El que entra en resonancia con lo mejor del ser humano.

El que es constante referencia en nuestro deambular por la vida.

El que es más fuerte que cualquier negatividad de cualquier nivel de la realidad humana.

El que es permanente posibilidad de iluminación.

El que es uno con el momento que vivimos.

El que facilita entender lo que de verdad somos y amamos.

El que genera comunión.

El que habita las energías de la realidad.

El que hace de lo sombrío camino del encuentro con Dios.

El que hace madurar la vida a su tiempo.

El que hace nuevas las cosas

El que ilumina las sombras.

El que irradia santidad y justicia.

El que llena los silenciamientos.

El que mejora con su mirada.

El que muestra la misericordia raíz de la realidad.

El que no falla.

El que no tiene estrategia.

El que nos centra en la fuente.

El que nos convoca al vaciamiento para el necesario nuevo nacimiento.

El que nos despierta de los malos sueños

El que nos dice que no tengamos miedo.

El que nos espera más allá de cualquier crisis.

El que nos felicita definitivamente la vida.

El que nos impulsa a la fraternidad universal.

El que nos llena de confianza.

El que nos mejora desde la raíz.

El que sana los corazones heridos.




carmeloampelio@gmail.com


miércoles, 18 de junio de 2025

117.- 22.06.2025.CORPUS.CICLO C

 EL ALIMENTO QUE NECESITAMOS


Danos el coraje de la austeridad, Señor. 

Haznos ver que es fuente de riqueza humana 

Libéranos de los apegos irracionales para caminar por la vida ligeros de equipaje. 


Danos el don de la autenticidad, Señor.

Que descubramos que es el camino de irradiar tu presencia.

Libéranos del deseo de aparentar, del disfraz en esta hoguera de las vanidades que nos agobia. 


Danos la fuerza de la confianza serena, Señor. 

Que nos alimente tu paz, tu presencia, tu bondad.

Libéranos de las prisas, del activismo que nos agota, de la exigencia de productividad incesante. 


Danos la energía caridad, Señor.

Que hagamos nuestra la esencia del Reino: el amor, la comunión, la fraternidad.

Libéranos del individualismo, de la autoafirmación, del pesimismo moral.


Danos la certezas cordiales, Señor.

Que seamos sembradores de misericordia, de reconciliación, de paz. 

Libéranos del resentimiento que nos devora, de la soberbia que nos hace violentos, de la mentira que nos falsea.


Danos entereza en estos tiempos de incertidumbre, Señor. 

Haznos fuertes en nuestras raíces implantadas en ti, fuente de vida y de esperanza. 

Libéranos de la autosuficiencia, de la soberbia espiritual, del juicio brutal a todo aquello que no es “de lo nuestro”.



Señor, aliméntanos para que seamos, humildemente, pero con rotundidad

artesanos de humanidad, que tanta falta nos hace en este mundo roto;

brisa de serenidad ante tanta convulsión y polaridad en este mundo irascible;

cultivadores de integración en medio tanta agresividad que nos desgarra;

custodios de la vida, de toda vida, tan menospreciada en tantas y tantas circunstancias;

expertos en encuentros y abrazos en las ciudades. a veces tan inhóspitas, que vivimos;

hospitalarios en este mundo de crueles fronteras mentales y físicas;

humildes orantes ante tu misterio de verdad y bien;

mansas certezas de lo mejor de la humanidad;

presencia de misericordia entre tanta tensión;

sencillos profetas de santidad para los buscadores de la verdad intensa de la realidad;

sosiego en este mundo lleno de ruidos que nos llenan de miedo;

testigos de tu poder de salvación en medio de tantos fracasos;

un síntoma de autenticidad humana en un mundo decepcionado y cínico.


Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa, 

pero una palabra tuya bastará 

para sanarnos,

para alimentarnos,

para salvarnos.


carmeloampelio@gmail.com


miércoles, 11 de junio de 2025

116.- 15.06.2025.TRINIDAD.CICLO C

 En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

 

En el nombre de la acogida sin límite, de la entrega sin límite y de la gracia sin límite.

 

En el nombre de la bendición permanente, de la libertad humanizante y de la confianza fundante.

 

En el nombre de la bondad infinita, de la certeza serena y del encanto enamorado.

 

En el nombre de la compasión restituyente, del humanitarismo empático y de la unificación absolutamente inclusiva.

 

En el nombre de la consistencia inagotable, de la insistencia amorosa y de la genialidad inabarcable.

 

En el nombre de la creatividad vivificante, de la intuición compasiva y de la inspiración inabarcable

.

En el nombre de la divinidad fascinante, de lo más humano de lo humano y del que siempre enamora.

 

En el nombre de la existencia sin fin, de la solidaridad sin fin y de la comunión sin fin.

 

En el nombre de la fuente de santidad, del camino de humanidad y de la energía desbordante.

 

En el nombre de la inclusión sanante, de la diferencia libertaria y de la diversidad fascinante.

 

En el nombre de la inventiva amorosa, de la clarividencia cordial y de la genialidad irresistible.

 

En el nombre de la libertad alegre, de la alegría libre y del juego creativo.

 

En el nombre de la madre nutricia, la benevolencia enriquecedora y la fraternidad autentificante.

 

En el nombre de la protección indudable, de la bendición personalizada y de los vínculos gratificantes.

 

En el nombre de la plenitud de las plenitudes, del vaciamiento por amor, del silencio vibrante.

 

En el nombre de la presencia silenciosa, la presencia que enseña y de la presencia que susurra sabiduría.

 

En el nombre de la confianza esencial, de la palabra auténtica y del corazón palpitante sin descanso.

 

En el nombre de la santidad de las santidades, de la humanidad de la humanidad, del amor del amor.

 

En el nombre de la santidad, de los seres humanos y del misterio.

 

En el nombre de la ternura , de la fraternidad y de la conspiración.

 

En el nombre de la unidad de las unidades, del vínculo de los vínculos, de la diversidad de las diversidades.

 

En el nombre de la vida inagotable, de la pasión por lo viviente y de la intensidad de la realidad.

 

En el nombre de la raíz de todo lo viviente, de la presencia del sentido de toda la realidad y del devenir más allá de lo comprensible.

 

En el nombre de lo constituyente inalterable , de lo tangible sacramental y de la multiplicidad de la danza cósmica.

 

En el nombre de quien siempre incluye, de quien siempre se acerca al diferente y del que ama la diversidad.

 

En el nombre del agua de toda agua, de la tierra de cualquier tierra y del viento de todos los vientos.

 

En el nombre del amor sobre todo amor, de las entrañas de misericordia y de la fecundidad insondable.

 

En el nombre de la comunión que imanta, de la misericordia que vincula y la armonía de las energías.

 

En el nombre del bien, de la verdad y de la belleza.

 

En el nombre del cimiento eterno, de la lucidez enamorada y de la espera contra toda desesperanza.

 

En el nombre del sustrato donde todo se implanta, de la luz que todo lo ilumina y de la utopía de lo mejor del corazón humano.

 

En el nombre del encuentro de todo lo que es,  de la hospitalidad que siempre alimenta y de la fiesta de toda vida.

 

En el nombre del fundamento sereno, de la sensibilidad empática y del impulso hacia lo mejor de cada uno.

 

En el nombre del manantial, del peregrino y de la vivacidad.

 

En el nombre del mar, de la tierra y del viento.

 

En el nombre del misterio cercano, del cuidado constante, del ímpetu inagotable.

 

En el nombre del poder de lo real, de la intensidad de lo real, de la densidad de lo real.

 

En el nombre del que sale al encuentro, del que acoge entrañablemente, de la celebración incesante.

 

En el nombre del que siempre cuida, del que siempre ama y del que siempre vitaliza.

 

En el nombre del silencio, de la música y de la armonía.

 

En el nombre lo realmente existente, de lo realmente humano y del devenir de lo que realmente importa.

 

Trinidad Santa.

Luz.

Luz de luz.

Luz de las luces de la realidad.

Luz que nos busca.

Luz que nos sustenta.

Luz que nos crea y recrea y plenifica.

 

Santa Trinidad.

Alabanza.

Adoración.

Silencio.

 

Trinidad Santa.

Amén.

Amén.

Amén.

 

 

Santa Trinidad.

Aleluya.

Aleluya.

Aleluya.


carmeloampelio@gmail.com