BIENAVENTURADOS LOS QUE VERTEBRAN SU VIDA CON LA FE.
Bienaventurados los que actúan con diligencia en la ayuda a
los demás.
Bienaventurados los que actúan con la fuerza de la
intuición cristiana.
Bienaventurados los que ayudan al hermano reforzando la
fraternidad.
Bienaventurados los que ayudan sin hacer ruido
Bienaventurados los que convierten el Evangelio en gestos
sencillos y cotidianos.
Bienaventurados los que convierten la fe en servicio al
bien concreto de los que les rodean.
Bienaventurados los que convierten su tiempo en don
ofrecido por amor, por amar.
Bienaventurados los que cumplen con alegría el mandato del
amor universal.
Bienaventurados los que defienden al débil con palabras y
obras.
Bienaventurados los que descubren en cada prójimo un
sacramento de la presencia de Dios.
Bienaventurados los que escuchan al Espíritu y no a las
ocurrencias de las modas.
Bienaventurados los que escuchan al Evangelio por encima de
sus propias ideas, posiblemente tan egocéntricas.
Bienaventurados los que escuchan la Palabra con el corazón
abierto a la esperanza.
Bienaventurados los que escuchan la Palabra en la
desesperanza.
Bienaventurados los que escuchan más al Evangelio que a la
necia propaganda ideológica.
Bienaventurados los que escuchan y arriesgan al explorar
novedades que humanizan.
Bienaventurados los que hacen de su fe una ética que
humaniza en estos tiempos sombríos.
Bienaventurados los que hacen obras de misericordia desde
lo mejor de su inteligencia y su amor.
Bienaventurados los que muestran su fe con empatía, con
simpatía, con benevolencia.
Bienaventurados los que no convierten la fe en sistemas de
ideas humanas, demasiado humanas.
Bienaventurados los que no se cansan de tender la mano a
pesar de los pesares.
Bienaventurados los que obedecen la voz interior que manda
perdonar siempre.
Bienaventurados los que oyen “no temas” en la mar
encrespada de la vida.
Bienaventurados los que oyen lo esencial del amor de Dios
en la vida normal diaria.
Bienaventurados los que saben que cada hoy es una
posibilidad del kairós de la compasión de Dios.
Bienaventurados los que siguen su fe cuando tanto y tanto
invita a lo contrario.
Bienaventurados los que sostienen al cansado con su sola
presencia.
Bienaventurados los que transforman la diligencia en
alegría y en esperanza compartida.
Bienaventurados los que transforman la fe en compromiso
social duradero.
Bienaventurados los que transparentan el amor trinitario
con su amor a fondo perdido.
Bienaventurados los que unen eficiencia y caridad,
inteligencia y compasión, trabajo y ternura.
Bienaventurados los que vertebran su vida con la fe.
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