Señor, vivimos entre el fuego y el miedo,
entre el quiero y no puedo,
entre el compromiso y la comodidad.
Señor, vivimos entre el entusiasmo y la resignación,
entre la lucidez y el vivir con los ojos
cerrados,
entre la entrega y la autoafirmación.
Señor, vivimos entre la empatía y la
indiferencia,
entre la solidaridad y el “no podemos
hacer nada”,
entre la fraternidad y el individualismo.
Señor vivimos entre la comunión y el individualismo,
entre la pasión y la apatía,
entre la audacia y lo pusilánime.
Señor, vivimos entre la misión y el
autocentramiento,
entre la energía y el cansancio,
entre la alegría y la tristeza.
Señor, vivimos entre el sentido y el hastío,
entre la lucidez y el desencanto,
entre la libertad y el desconcierto.
Señor,
aliéntanos más,
libéranos más,
ábrenos más.
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