viernes, 21 de marzo de 2025

103.- 23.03.2025.CUARESMA 3.CICLO C

TÚ, EN EL SILENCIO HABITADO

 Señor Jesús,

Tú, en el silencio habitado entre tanto ruido y tanto miedo.
Señor Jesús, nuestra paz amorosa.
Tú, misterio de Vida.
 
Señor Jesús,
Tú, en la raíz de nuestro peregrinar, entre tanto sobresalto y desconcierto.
Señor Jesús, nuestra paz cierta.
Tú, misterio de esperanza.
 
Señor Jesús,
Tú, energía de nuestras energías entre tanto cansancio y hastío.
Señor Jesús, nuestra luz inagotable.
Tú, misterio de los dinamismos de la realidad.
 
Señor Jesús,
Tú, respuesta a nuestras preguntas esenciales entre tanta mentira y tanta falsedad.
Señor Jesús, nuestra confianza.
Tú, misterio de permanente lealtad.
 
Señor Jesús,
Tú, mirada amorosa
sobre todo lo que nos pasa,
sobre todo lo que nos duele,
sobre todas nuestras mezquindades
personales y colectivas.
Señor Jesús, alimento constante
para nuestra desgastada espiritualidad,
para nuestra desgastada comunidad,
para nuestra desgastada Iglesia.
Tú, siempre sorprendente estímulo
del sí a la vida
del sí al cuidado de la vida,
del sí a estar al lado
de los tirados en las cunetas de la historia.
 
Señor Jesús,
estímulo,
impulso,
fuerza…
 
¿Cómo responder,
en estos convulsos tiempos
a tu llamada
a anunciar tu sí definitivo a la vida
a la humanidad
que anhela paz,
que desea fraternidad,
que busca justicia?
 
Señor Jesús,
viviente eminente entre los vivientes,
santo supremo entre los santos,
justo que justifica a todos los que abren su corazón
a tu ilimitado amor,
mejora nuestra fe,
incrementa nuestra esperanza,
danos audacia
para proclamar lo esencial:
la santidad a la que estamos llamados,
santidad que ya ha empezado,
santidad que irradia justicia
de pensamiento,
de palabra
y de obra.
 
Señor Jesús,
arraigados en Ti,
audaces contigo,
sabemos nuestro lugar en el mundo:
ser peregrinos
llenos de sentido,
llenos de significado,
llenos de sensibilidad
para el Reino,
tu Reino,
el Reino
que tiene destellos de presencia
en todos los que cuidan
la vida,
la fraternidad


miércoles, 12 de marzo de 2025

102.- 16.03.2025.CUARESMA 2.CICLO C

 ASOMBRO ANTE TI


Señor Jesús, 
misterio de Dios entre nosotros. 
Asombro ante ti,
misterio de vida. 


Señor Jesús,
misterio de los hombres ante Dios.
Asombro ante ti,
misterio de la vida de los hombres. 


Señor Jesús,
misterio de nuestro existir como seres humanos. 
Asombro ante ti,
misterio de las raíces de nuestro ser. 


Señor Jesús,
misterio del camino de los hombres hacia Dios.
Asombro ante ti,
misterio de nuestro anhelo más profundo de santidad. 


Señor Jesús,
misterio de la fuerza de Dios. 
Asombro ante ti, 
misterio de que nos llama a la plenitud. 


Señor Jesús, 
misterio del Dios de todas las energías. 
Asombro ante ti, 
misterio de los siempre fascinantes dinamismos de la realidad.


Señor Jesús,
Palabra de la Palabra de Dios. 
Asombro ante ti,
misterio de la verdad a la que todos podemos acceder. 


Señor Jesús, 
misterio de la mirada amorosa,
misterio de la presencia constante,
misterio de los estímulos que nos alimentan. 
Asombro ante ti,
el Sí del Sí a la vida,
el Sí del Sí a la esperanza,
el Sí del Sí al corazón del hombre. 


Señor Jesús, 
el Viviente de los vivientes,
el Santo de los santos,
el Justo de los justos.


Señor Jesús,
arraigados en Ti,
audaces contigo,
sabemos nuestro lugar en el mundo,
sabemos la tarea que nos toca hacer,
sabemos los compañeros de camino:
los que cuidan la santidad,
los que cuidan la justicia,
los que cuidan la vida,
cualquier vida,
en cualquier sitio. 


domingo, 9 de marzo de 2025

101.- 09.03.2025.CUARESMA 1.CICLO C

 ESPERANDO TU MIRADA

Señor Jesús, maestro de humanidad,

maestro de santidad,
maestro de crecimiento humano y crecimiento espiritual.

Me siento desbordado por mis limitaciones,
me siento triste por mis errores,
me siento incapaz de llamarme pecador. 

Me cuesta escuchar de verdad,
me cuesta acoger y dejar espacio a la persona concreta que tengo delante,
me cuesta desprenderme de mis prejuicios, tan irreales como injustos,
me cuesta abrirme de verdad a la presencia de la santidad en mí y en los demás.

Me siento ajeno a tanto y tanto sufrimiento que hay en el mundo y cerca de mí
No soy capaz de bendecir por tanto y tanto bueno que hay a mi alrededor.
Me da mucho miedo hablar del evangelio de un modo profético a los que hablan conmigo.
No me veo capaz de mejorar ni en conductas ni en obras.

Me cuesta reconocer a los maestros de humanidad y de santidad,
me cuesta la humildad de la obediencia a lo que debo lealtad y fidelidad,
me cuesta mirar al fondo más auténtico de lo humano de los mejores con los que me cruzo en la vida,
me cuesta reconocer que puedo ser un Cristo para los seres humanos que me tienen cerca. 

No te busco en el silencio de mi interior ni en lo que ocurre en mi transcurrir diario.
Vivo momentos de frustración cercana a la ira cuando no me salgo con la mía de inmediato.
Tengo momentos de soberbia cuando parece que alguien se pone en mi camino, estorbándome.
Hay veces que la envidia me corroe, amarilleándome la mirada y el ánimo.

Me cuesta abrirme a nuevas perspectivas,
me cuesta prestar atención al milagro del Espíritu en la vida cotidiana,
me cuesta reconocer que los obstáculos son la mejor ocasión de aprendizaje,
me cuesta aceptar que el crecimiento es soltar y soltar y soltar las cabezonerías del ego. 

Muchas veces me indigno por caprichos, por banalidades, por mezquindades que siembro y siembro.
Hay días que la amargura es mi compañera de respiración, de resuello, de aspereza.
Tantas y tantas veces juzgo con resentimiento al que es, simplemente, de un vivir diferente al mío.
No profundizo en mis pensamientos y me dejo llevar por la falsa seguridad de quien se cree más listo que la vida.

Me cuesta aceptar que nacemos para amar y servir,
me cuesta entregarme al amor que nos sana,
me cuesta la serenidad afianzada en la de verdad, en la fe auténtica, en la fe santa,
me cuesta abrir los ojos y el corazón a la gran verdad de que realmente todo es para bien.

Hay tanto en mí, Señor, del tener, del mandar, del aparentar en todas sus variantes, en tantas ramificaciones, en tantas facetas de las que huyo, encerrándome en mis canijos intereses muy a corto plazo.

Señor Jesús, maestro de humanidad,
maestro de santidad,
maestro de crecimiento humano y crecimiento espiritual:
Escrito esta oración ante Ti, esperando, simplemente tu mirada, como hiciste con la adúltera.

carmeloampelio@gmail.com