miércoles, 25 de septiembre de 2024

78.- CICLO B. DOMINGO 26 DEL TIEMPO ORDINARIO. 29.09.2024

QUIEN HACE UN MILAGRO EN MI NOMBRE

Señor, tu reino es un reino de vida,
un reino de vida en abundancia.

Hoy te pedimos por todos los que cuidan la vida,
por todos los seres humanos de buena voluntad,
por todos aquellos que son un reflejo de lo mejor de la humanidad,
humanidad que tú, Señor,
alientas,
impulsas
y esperas al final de los tiempos. 

Te pedimos por todos los que hacen milagros cotidianos
en el cuidado de la vida…
en las entrañas de estas ciudades extrañas que padecemos,
en el corazón de las relaciones humanas que, tantas veces, nos cansan,
en las redes de relaciones donde transcurren nuestras vidas humanas. 

Señor, hoy te pedimos que cuides a los que cuidan la vida. 

Señor, te pedimos por todos aquellos 
que son muy conscientes de su responsabilidad ética, 
muy conscientes de las repercusiones de sus acciones en la vida de los que les rodean, 
muy conscientes del valor de la vida en todas sus variadas manifestaciones. 

Señor, hoy te pedimos por los que se asocian para hacer el bien en su vivir cotidiano. 

Señor, te pedimos por todas las personas que viven una empatía profunda con los que les rodean,
por los que viven sembrando paz y concordia en su día a día,
por los que son muy conscientes de que la calidad humana 
empieza por el respeto de las personas que tenemos cerca.

Señor, hoy te pedimos por los que crean redes de confianza y de paz en su diario proceder. 

Señor, te pedimos por todos los que están comprometidos 
con la justicia, 
con la igualdad, 
con la equidad.
Te pedimos por los que forman parte 
de toda clase de asociaciones 
que se implican en la construcción 
de mejores barrios, 
de mejores ciudades, 
de mejores centros de trabajo, 
de mejores hábitats.
Te pedimos por los militantes 
que se entregan a las causas justas 
a favor de los más necesitados de la sociedad, 
a favor de los marginados, 
a favor de los que no cuentan…

Señor, hoy te pedimos por los que se comprometen día a día en la construcción de un mundo más justo.
 
Señor, te pedimos por las personas 
que se reconocen humildes ante el misterio de la vida.
Te pedimos por los que se saben dentro 
de los dinamismos de la vida,
de la comunión, 
de la belleza.
Te pedimos por los sencillos de corazón,
por los bondadosos por naturaleza,
por los mansos en medio de las complicaciones 
de la extrañas ciudades donde nos toca vivir.

Te pedimos, Señor, por todos aquellos seres humanos que tienen entrañas de misericordia
para todos los seres humanos que se cruzan en sus vidas. 
Te pedimos, Señor, por todas las personas serviciales,
por todas las personas generosas,
por todos aquellos que apoyan cuando realmente se necesita. 
Te pedimos por los que cuidan el bien común,
por los que favorecen la seguridad física y emocional de las personas,
por los que se preocupan de que las cosas cotidianas funcionen, mejoren, faciliten la vida. 

Te pedimos, Señor, por tantos y tantos anónimos, 
que hacen de este mundo un lugar mejor,
presencia a presencia,
palabra a palabra,
gesto a gesto. 

Te pedimos, Señor, por los que practican la gratitud ante los demás,
la gratitud ante el misterio de la vida,
ante el fascinante poder de lo real 
que nos impulsa a vivir lo mejor de nuestra humanidad. 
Te pedimos, Señor, por esos seres que saben vivir 
el misterio reverente de la profundidad de la realidad,
que saben captar las dimensiones más bellas de lo que existe,
que saben disfrutar intensamente de los mejor de la intensidad de la vida.

Te pedimos, Señor, por todas las personas íntegras,
por todos los que viven conscientemente los grandes valores universales,
por todos los que nos dan sencilla y humildemente 
razones para vivir,
razones para amar,
razones para confiar en el ser humano,
a pesar de los pesares… 
a pesar de lo demasiado humano de algunos humanos. 

Amen. Aleluya. 

sábado, 21 de septiembre de 2024

77.- CICLO B. DOMINGO 25 DEL TIEMPO ORDINARIO. 22.09.2024

 Servidores de la humanidad

 

Señor, renuévanos en lo más interior de cada uno:

queremos ser tus testigos,

queremos ser tu transparencia,

queremos ser tu presencia amable y real

con nuestra sencillez cotidiana

con nuestro compromiso con el bien común,

con nuestra alegría de vivir conscientemente como familias de hijos de Dios.

 

Señor, transfórmanos en servidores de la fraternidad de tu reino

en medio de la vida cotidiana que vivimos…

en medio de las ciudades donde convivimos,

en medio de nuestras trabajos,

en medio de nuestras familias,

en medio de nuestras parroquias.

Señor, que seamos aún más

servidores de la fraternidad de los hijos de Dios.

 

Señor, renuévanos en nuestro cuidado de los demás.

Que se note en los detalles

de escucha afable,

de cercanía simpática,

de paciencia generosa,

de acogida auténtica.

Señor, que tengamos

tiempo, manos y corazón de misericordia

en la vida diaria que vivimos

en estos tiempos

extraños,

tensos,

desquiciados

que nos tocan vivir.

Señor, que seamos aún más

servidores de la paz que habita en tu corazón.

 

Señor, ilumínanos con tu energía

para que tengamos entrañas de misericordia

ante toda miseria humana,

demasiado humana.

Inspíranos con inteligencia y valentía

el gesto y la palabra oportuna

frente al hermano solo y desamparado

frente al poco cuidado de la vida,

frente a la exclusión y al menosprecio.

Ayúdanos a mostrarnos disponibles

ante quien se siente explotado y deprimido

para que encuentre

estímulos,

presencia

y compañía

para seguir caminando por la vida.

Señor, que nuestros grupos

nuestras parroquias,

nuestras asociaciones

sean ambientes de verdad y de amor,

signos de los tiempos donde

se cuida

se irradia

se está al servicio

de lo mejor de la vida humana,

lo mejor de la libertad,

lo mejor de la justicia

lo mejor de la paz.

Señor, que quien nos vea

encuentre evidencias,

posibilidades

y compañía

para una esperanza realista y alegre.

 

Amén. Aleluya.


carmeloampelio@gmail.com 

sábado, 14 de septiembre de 2024

76.- CICLO B. DOMINGO 24 DEL TIEMPO ORDINARIO. 15.09.2024

 EL NOMBRE SOBRE TODO NOMBRE


El amado por Dios

El amado por los hombres

El arraigado que nos arraiga

El buen pastor sean como sean las ovejas

El cordero de Dios que grita, suda, llora antes de su final

El de cimiento firme

El de la familia de Dios

El enérgico con ternura

El maestro lleno de sabiduría

El manso y humilde de corazón

El que abaja para que los hombres nos alcemos hacia Dios

El que se alegra de que seamos humanos que buscan a Dios

El que asume lo que es humano, demasiado humano

El que destapa nuestra contradicción por nuestros egoísmos

El que es camino de sanación para todos

El que es la persona cabal y nos invita a la mejor autenticidad humana

El que es la vida más allá de cualquier esperanza meramente humana

El que es nuestro yo más profundo, más real, más vital

El que es signo de contradicción frente a toda clase de egoísmos, narcisismos, maldades.

El que no se calla ante la deshumanización de los más débiles

El que nos invita al camino de la vida día a día, palabra a palabra, obra a obra

El que nos saca de nuestras casillas para que crezcamos en fe, esperanza y caridad.

El que pone compañía donde hay desolación

El que pone esperanza más allá de cualquier desolación

El que pone fe, siempre, siempre, siempre

El que pone luz en nuestras cegueras, en nuestras sombras, en nuestras miserias

El que redime al mundo con una misericordia misteriosa e infinita

El que sana lo que hay de oscuro en el alma de cualquier ser humano

El que nos reta para salir de nuestra tendencia a la autocomplacencia

El que se conmueve ante la humanidad doliente

El que se hizo metáfora fascinante y seductora

El que se hizo poesía que toca los corazones de los hombres sensibles a la santidad

El que se hizo puente entre la santidad de las santidades y la humana humanidad

El que siembra paz constantemente

El sufre constantemente el riesgo de la deformación por los idólatras

El valiente que nos llama a la audacia


El nombre sobre todo nombre.


Amen. Aleluya.


carmeloampelio@gmail.com 


miércoles, 4 de septiembre de 2024

75.- CICLO B. DOMINGO 23 DEL TIEMPO ORDINARIO. 08.09.2024

 ÁBRENOS

 

Ábrenos, Señor al crecimiento personal y espiritual:

que no tengamos miedo a los desafíos

que el cuidado de la vida nos pone delante

en estos extraños tiempos que nos tocan vivir.

Ábrenos la mente y el corazón

Ábrenos los horizontes y nuestra capacidad de empatía.

Ábrenos… porque estamos enraizados en ti.

 

Ábrenos, Señor, al camino del Reino y a la mejora constante:

que descubramos día a día,

momento a momento,

lo que de verdad nos importa:

tu presencia, tu compañía, tu salvación…

Tu vida. Tu reino de vida.

Ábrenos el entendimiento y la sensibilidad.

Ábrenos a la novedad y a la compasión con las personas que nos encontramos en la vida.

Ábrenos… porque estamos implantados en ti.

 

Ábrenos, Señor, a la novedad constante

que tu espíritu infunde

en las entrañas de los mejores seres humanos

de la humanidad con la que compartimos historia, dolores y alegría.

Ábrenos constantemente a la voluntad de verdad y al cultivo del bien.

Ábrenos a la receptividad y al deseo sincero de comunión.

Ábrenos… porque estamos enraizados en ti.

 

Ábrenos, Señor, a la exploración y al cultivo

de los nuevos caminos y métodos

que los mejores de la humanidad desarrollan

en su peregrinar como humanos

buscando desplegar los mejores dones que tienen.

Ábrenos a las nuevas navegaciones

que intuimos ya presentes

en tantos y tantos seres humanos

que caminan a nuestro lado.

Ábrenos a la confianza en las energías

de los dinamismos de la humanidad

que cuidan, que construyen, que crean belleza.

Ábrenos… porque estamos implantados en ti.

 

Ábrenos, Señor, a la diversidad, a la inclusión, a la acogida.

Ábrenos a la diversidad que nos enriquece.

Ábrenos a la inclusión que nos hace crecer.

Ábrenos a la acogida en la mesa del Reino.

 

Ábrenos, Señor a tu santidad.

Ábrenos, Señor a tu justicia.

 

Ábrenos, Señor: que seamos aprendices constantes de tu Reino.

Ábrenos, Señor, que seamos audaces sembradores de semillas de tu reino.

 

¡Que se cumpla en nosotros tu voluntad!

 

Amén. Aleluya.